Roberto de Andraca (82) se movió sigilosamente esta semana en la Bolsa de Santiago. El presidente de CAP y su matriz Invercap compró y vendió acciones de ambas sociedades durante tres días seguidos. A través de BCI Corredores, entre lunes y miércoles su sociedad South Pacific Investment S.A. se deshizo de casi 283 mil acciones de CAP, valorizadas en unos US$3,5 millones —poco más del 1% de la compañía—, y al mismo tiempo adquirió algo más de un millón de papeles de Invercap en una cifra muy similar, elevando a 3,56% su participación en esta última.

En otras palabras, desinvirtió parte de su capital en la productora de hierro y acero —valorizada en unos US$1.780 millones en bolsa—, para profundizar su participación directa en la empresa madre, Invercap. Desde allí se mueven los hilos de todas las decisiones del grupo y en la última década ha sido foco permanente de tensiones. Todas, protagonizadas por De Andraca y el fallecido empresario peruano-chileno Juan Rassmuss Echecopar —hoy representado por su hijo Juan Rassmuss Raier—, que intentó tomar el control de la productora de acero en 2009, pero siempre fue bloqueado por De Andraca, que logró aunar posiciones de un número importante de minoritarios, casi todos ejecutivos y empleados.

Esa fuente de conflicto es parte del escenario que se asoma nuevamente a partir de abril. De Andraca anunció en enero pasado que no se repostulará como director a ninguna de las dos compañías, dejando atrás 27 años ininterrumpidos como presidente de CAP y los 57 que suma en distintos cargos.

Este año corresponde renovar por completo el directorio de la acerera, por lo que los ojos están puestos en su sucesor —la apuesta del mercado y de distintos accionistas consultados es que será el actual gerente general, Fernando Reitich (ver nota secundaria)—, mientras que en Invercap su reemplazante y quien ocupará el cargo de presidente se definirá en la renovación que se dará en 2018, cuando cambie totalmente la mesa.

El atractivo de CAP, no sólo para sus actuales socios, sino para el mercado en general, es que se trata de una empresa que no tiene un controlador definido, por lo que el liderazgo de De Andraca será puesto a prueba en su sucesor, que debiese tratar de retener el apoyo de los minoritarios. Pero además se trata de una compañía que tiene una fuerte posición en mineral de hierro, la principal del país, que por estos días está subiendo de precio a nivel internacional. En los últimos 4 meses, el valor promedio mensual de la variedad 62% FE puesto en China pasó de US$60 por tonelada a US$95, gracias a las positivas señales de consumo del gigante asiático y Estados Unidos.

El origen del conflicto

En síntesis, Rassmuss intentó tomar el control de Invercap en 2009, vendiendo su participación directa en CAP, y utilizando esos recursos para hacerse del 39% de la matriz, transformándose en su accionista principal. Aún así, no logró controlarla. De Andraca, que desde siempre sólo ha tenido participaciones muy minoritarias, logró concitar el apoyo de una serie de inversionistas pequeños, la mayoría trabajadores y ejecutivos de la acerera y la propia Fundación CAP (también creada y dirigida por empleados de la compañía), y bloqueó la intención de Rassmuss que sólo tiene la capacidad de nombrar a 3 de los 7 directores, quedando con ello ausente de las decisiones relevantes, como la designación de los directores representantes de Invercap en su filial CAP.

"En Invercap, siempre los accionistas se ponían de acuerdo y elegían siete nombres, entre los cuales estaban Juan (Rassmuss) y yo. Ahora Juan decidió elegir a tres y los otros accionistas se pusieron de acuerdo en los otros", dijo De Andraca en mayo de 2009, como resumen de la disputa que se había dado a puertas cerradas por varias semanas.

Entre los cercanos a De Andraca también se cuenta que ideó un software con ayuda de ejecutivos de la firma, en el que cargó la nómina de todos los minoritarios de ambas empresas y buscó uno a uno los apoyos, enfocándose en los que conocía menos: abundan, por ejemplo, sociedades familiares herederas de algún ex trabajador que adquirió acciones en el tiempo del capitalismo popular.

Otro de los aliados de De Andraca es el empresario naviero Sven von Appen. "Ellos se conocieron hace años en Holanda, son amigos y tienen un acuerdo de palabra de apoyo mutuo", dijo un inversionista que los conoce. Von Appen fue director de CAP hasta 2013 y su participación en la acerera (cercana al 1%) ahora está a cargo de sus hijos.

De Andraca ha dicho que permanecerá como asesor dentro de la compañía, lo que hace suponer entre quienes lo conocen que seguirá manejando al dedillo la representación de accionistas. "Va a tomar estas acciones, se va a juntar y va a negociar, independiente de que tenga un cargo", reflexiona el secretario del sindicato de Huachipato, Héctor Medina, que también tiene acciones de CAP.

El interés de Mitsubishi

Un actor relevante al interior de CAP es la japonesa Mitsubishi, que desde que entró a la firma siempre ha respaldado las decisiones de Roberto de Andraca. Fuentes del directorio hablan de un vínculo personal entre la nipona y De Andraca que se traduciría en un acuerdo no reconocido oficialmente entre ambos y que el nuevo presidente debiera ratificar. Según ese pacto tácito, existirían compromisos como que la multinacional podría elevar su 19,27% de participación a partir de 2020, por lo que es un tercer actor clave en los cambios que vendrían en el futuro.

Consultada la nipona, respondió brevemente por escrito: "CAP y Mitsubishi crearon una gran alianza gracias a la contribución de Roberto de Andraca a lo largo de los años. CAP continúa siendo una inversión importante para Mitsubishi".

En Invercap, entre los apoyos que De Andraca concita —prácticamente sin mayor esfuerzo— está el de la Fundación CAP, que con el 9,51% de las acciones, puede elegir por sí sola un director. Esta institución fue creada en 1987 por el grupo denominado "la familia", todos ejecutivos o ex ejecutivos cercanos a De Andraca, y adquirió acciones de CAP mediante créditos que ya terminó de pagar con los dividendos que recibe como accionista. Su presidente, Eduardo Frei Bolívar, es gerente del Servicio Jurídico de CAP, y uno de sus directores, Eddie Navarrete, es director en CAP e Invercap.

Ruth Navarrete, hija de Eddie Navarrete, es directora ejecutiva de la fundación. Dice que nunca se le ha obligado a apoyar determinadas decisiones en CAP, y que siempre han actuado en base a las garantías que da "votar por la cara visible más importante". Opina que en la actual plana ejecutiva de CAP hay varios nombres que podrían emerger como directivos, y que "en todos ellos está presente el sello de don Roberto", por lo que no cree que vaya a producirse una separación importante en el actuar de los accionistas minoritarios.

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Fernando Reitich Sloer (53 años), actual gerente general corporativo de CAP, es quien asoma como el principal candidato para asumir la presidencia de la compañía, luego de que el hombre fuerte de la acerera, Roberto de Andraca, deje el mando de su directorio en la próxima junta de accionistas de abril, como lo anunció el mes pasado.

Antes de tomar la gestión de la empresa en 2013, Reitich fue director de ella por cuatro años en reemplazo de su padre, Héctor Reitich Silberman, fallecido en 2006. Este último era un empresario argentino que por años integró el círculo de hierro de Roberto de Andraca y con quien inclusive compartió propiedad en algunas sociedades de inversiones que eran accionistas del grupo.

"Fernando Reitich no se incorporó a CAP como un desconocido, sino asumiendo el rol que ya ejercía su padre en la compañía", comentó un ex accionista del grupo.

Egresado de la Universidad de Buenos Aires en 1985, sacó un doctorado en Matemáticas en la Universidad de Minnesota en 1991. En este mismo centro de estudios creó, posteriormente, el Programa de Máster en Matemáticas Financieras y se desempeñó como director del Centro de Matemática Industrial hasta el 2008. En el intertanto (2002-2007), también fue coordinador ejecutivo del Centro de Computación de Alto Rendimiento del Ejército norteamericano.

Nacido en Argentina, tiene la nacionalidad estadounidense y está casado con una ciudadana de ese país, con quien tiene dos hijos.

Según comentó Roberto de Andraca a La Tercera a mediados de enero pasado, tan clave sería el rol de Reitich entre el grupo de minoritarios que controlan CAP, que el ejecutivo habría ofrecido a uno de los principales accionistas de Invercap (matriz financiera de CAP), Juan Enrique Rassmuss, adquirirle su participación en la compañía, en medio de los rumores de mercado existentes desde el año pasado sobre una eventual disputa por el control de esa sociedad. Oferta que, sin embargo, Rassmuss descartó, entre otras razones, porque nunca se materializó formalmente, dicen cercanos a su familia.

Pese a no lograr éxito en esa incursión, donde sí se le reconocen méritos a Reitich es en haber logrado impulsar una importante reducción en costos en CAP, ante la fuerte caída internacional del precio del hierro. "Lo hizo también en ese rol. Su reducción de costos pudo haber evitado inclusive que la compañía fuera a la quiebra", aseguró un accionista.

Por ello, si asume la presidencia de la compañía, una de sus principales misiones será la de coordinar la transición al interior de CAP, tras la salida de De Andraca (quien cumplirá 27 años liderando la compañía y 57 años trabajando en ella).

Los propios accionistas de CAP e Invercap señalan que una de las grandes interrogantes que dejará este paso al costado que da De Andraca es cómo se va a controlar y organizar en adelante el grupo de minoritarios que (en alianza con Mitsubishi Corporation, dueña del 19,27% de CAP) han gobernado a la acerera. Y es que gran parte de esos minoritarios, incluido De Andraca, proviene del grupo de ejecutivos, hoy en su mayoría octogenarios, que compraron participaciones en la compañía cuando fue privatizada en 1987.

Así, una de las principales tareas de Reitich en la presidencia será designar a su reemplazante en la gerencia general y donde los candidatos están en la actual plana ejecutiva: Arturo Wenzel (gerente de planificación y recursos estratégicos), Andrés del Sante (control), Raúl Gamonal (finanzas) y el hijo de Andraca, Roberto de Andraca Adriasola (desarrollo de infraestructura).

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