Lloro cada vez que veo los videos de Michael Jackson y Hide. Ellos incentivaron mi trabajo".

Queremos establecer el pop coreano como un género, que se vea como algo común".

En los trayectos desde su casa a la universidad, cuando estudiaba Ciencias de la Computación a fines de los 90, Gonzalo García (36) soñaba despierto. Imaginaba que asistía a los conciertos de X Japan, su banda japonesa favorita, que producía sus shows, que conocía a sus integrantes y que estaba lejos de la carrera que tanto detestaba.

A los 20 años terminaría abandonando la universidad y trabajando en Almacenes Paris. Ahí se enfrentaría diariamente a frases como "¿por qué te gustan esos monos?", "¿no estás grande para eso?". Gonzalo estaba deslumbrado con la cultura pop oriental.

Su primer encuentro con Japón fue alrededor de los 10 años. "Los Súper Campeones" era el animé favorito de muchos niños chilenos que veían televisión por las tardes de 1993. Después del colegio, Gonzalo se instalaba a ver cómo Oliver Atom inculcaba, a través del fútbol, valores que nunca antes había visto en series gringas, como la perseverancia y superación.

Pero no fue hasta "Samurái X" que se volvió un asumido admirador de la música y dibujos animados japoneses. Ilustraba a sus personajes favoritos en el recreo e instaló junto a sus compañeros un sistema de intercambio de series en VHS. La música se volvió su mayor aspiración. Gonzalo anhelaba ver en vivo a los artistas que construían la banda sonora de sus animés.

En un foro de internet, conoció a quienes serían sus primeros socios. Así, en el año 2004, formó Noix, pequeña productora que, impulsada por la falta de espacios para este tipo de propuestas, se dedicó a realizar eventos de música japonesa. Con los años se transformaría en la única especializada en este tipo de shows.

Sus primeras producciones se realizaron en el Teatro Novedades, clásico recinto del Barrio Yungay que por entonces recibía principalmente a agrupaciones punks. "Ahí hicimos miles de fiestas. Se formó un submundo", recuerda ahora. "Poníamos videos de bandas japonesas o a veces contratábamos grupos de covers".

Lo que marcó la diferencia fue un viaje a Estados Unidos en el que Gonzalo tuvo la oportunidad de conocer a Yoshiki, baterista de X Japan. La foto junto a su ídolo causó sensación en la gran red social de entonces: Fotolog.

Al poco tiempo, en el año 2008, Noix fue contratada para traer a Miyavi, el primer cantante de rock japonés en venir a Chile. Ahí fue cuando Gonzalo se dio cuenta de su acierto. El concierto fue una locura. Había fans acampando para conseguir tickets afuera del Teatro Teletón. Las entradas se vendieron en menos de dos horas. Los medios de comunicación se preguntaban de dónde venía esta moda. Un nuevo fenómeno estaba naciendo.

"Los artistas que más amo están muertos"

Cada vez que viaja a Japón por negocios, Gonzalo visita la tumba de Hide, integrante de X Japan que falleció en 1998 en raras circunstancias. La policía asegura que fue un suicidio.

"Los artistas que más amo están muertos. Lloro cada vez que veo los videos de Michael Jackson y Hide. Ellos incentivaron mi trabajo de productor. Quiero llevarles a los fans sus artistas cuando estén vivos".

Gonzalo viaja varias veces al año a Asia para generar contactos y agendar shows. Sus principales destinos son Japón y Corea del Sur.

"Negociar con artistas orientales es agotador. Es un proceso lento", admite. "No es un tema de plata cerrar un trato con ellos. Debo acomodarme a sus agendas y peticiones. La mayoría de los grupos coreanos viajan con 60 personas, mínimo 4 mánagers. Ni Madonna trabaja con tanta gente. Una vez una banda nos pidió colgarlos del techo del Caupolicán mientras lanzaban rayos láser a los fans. He tenido que llevar el ingenio al máximo para cumplir con sus expectativas".

Gonzalo se transformó en un referente entre los artistas asiáticos. Hoy lo escogen por el nivel de conciertos que realiza. Es el gran contacto del pop oriental en Chile.

Pero no todo es triunfo en la vida del productor. Un par de malos negocios impidieron que Gonzalo cumpliera uno de sus sueños: mudarse a Japón. Apostó por artistas occidentales como Mike Patton, Ennio Morricone y Cannibal Corpse, entre otros, pero no le fue bien. Tuvo que vender la casa de sus papás para salir de las deudas e incluso trabajó en un call center.

A pesar de ello, nunca disolvió Noix, productora que sigue funcionando con poca gente: no más de 6 personas. Para remediar los errores, determinó que su único público objetivo serían los admiradores de la música asiática. "Es lo que conocemos bien".

Con BTS, la banda surcoreana que traerán en marzo, lograron un acierto. Miles de fans agotaron las entradas en menos de dos horas. Gonzalo tuvo que luchar por una segunda fecha.

"Queremos establecer el pop coreano como un género musical, que en Chile se vea como algo común", señala.

En febrero viajará a Corea a ver el recital de BTS. Antes de traerlos a Chile, quiere tener ideas para preparar el espectáculo. Su objetivo es satisfacer a los fans.

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