Hace como dos años llegó a las oficinas del empresario Shai Agosin la posibilidad de tomar la marca de una chancha mal dibujada. "Era una licencia chica. Nos dijeron, oigan, tomen este chancho, por favor, por favor. Y bueno, la tomamos". La licencia les significó un tercio de todo lo facturado por la empresa ese año y hoy Peppa Pig es de las marcas más poderosas de entre las más de 60 que ostenta Agosin, empresa multinacional, productora de eventos y la segunda de licencias en Chile, luego de Disney ("Mickey es otra cosa. Otro nivel. Nadie se mete con Disney"), que maneja sus propias marcas desde su matriz.

"Siempre hay algo de suerte. Estar en el momento indicado, en el lugar indicado. Algunos dicen que la suerte es el cuidado de los detalles, y otras frases bien rimbombantes, pero no. A veces, las cosas sólo se dan. Así de simple".

Son los ires y venires del hombre que es licenciatario en Chile de marcas como Nickelodeon, Game of Thrones, ANFP y Dakar, entre otras. Un mercado que evoluciona rapidísimo, entre una relación de amor-odio con el retail y una batalla constante con la piratería. Aunque incluso eso se lo toma con humor: "¿Sabes cómo saber si le está yendo bien a una marca? Vas a Meiggs, y si te están pirateando, es porque la estás rompiendo".

En 2006 dijo que Agosin había facturado US$ 5 millones. ¿Cómo va ahora, 10 años después?

—Debemos estar por el doble o un poco más. Entre 2009 y 2010 empezamos a abrir oficinas en la región, y ya tenemos en todo el continente, menos Brasil y México. Nos ha impulsado que ahora seamos un negocio regional.

—¿Cómo se llega a conseguir tantas licencias? Porque debe haber más gente dispuesta a sacar una tajada de la torta de un negocio tan rentable…

—Fue muy loco. Yo trabajaba como animador en Disney y dirigía shows en Cartoon Network. A ellos les llegó la posibilidad de tomar Nickelodeon en América Latina. Lo tomé en el área de licencia y de ahí todo comenzó a crecer. Ya teniendo licencias de renombre o habiendo hecho eventos, puedes mostrarlo y dar más seguridad.

—¿Cómo es el mercado chileno para las licencias, versus los otros de la región?

—Es difícil, porque el mercado es chico. Y si no estás en el retail, no eres nadie. Ellos tienen poco espacio para exhibir algunos tipos de productos; entonces, quedan marcas fuera y hay que conversarlo. Pero que Chile sea un país de retail también tiene su lado bueno. La gente tiene la costumbre de ir y comprar ahí, lo que ayuda a combatir la piratería.

—¿Cómo sabe por qué marcas apostar?

—El desafío de uno es buscar nuevas categorías. Hemos licenciado hasta ataúdes de la U. También proyectar nuevas marcas, viendo a qué le está yendo bien afuera. Claro que hay fenómenos súper raros a veces. Barney, hace unos años, era una locura. Era Barney todo el día. Pero de un momento para otro se acabó. Hay otras marcas evergreen, que viven siempre, como Star Wars o Mickey Mouse.

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