Se caracteriza por ser extremadamente serio, profesional y cauteloso de cumplir las normas". Nicole Nehme Abogada.

En la mañana del martes 20 de diciembre, Felipe Irarrázabal Philippi llegó a su oficina furioso. Había leído la portada del diario La Tercera que daba cuenta de la colusión confesada por CMPC y que involucraba también a Kimberly-Clark en el mercado de los pañales entre los años 2001 y 2009. Esta autodelación de la Papelera no había sido incluida por el Fiscal Nacional Económico en su requerimiento del año pasado, por el cartel que la compañía del grupo Matte protagonizó en el mercado del papel tissue.

Irarrázabal llamó de urgencia a su equipo más íntimo de la fiscalía, entre ellos su mano derecha, el subfiscal Mario Ybar, y al jefe de la Unidad Anticarteles, Juan Correa. Su preocupación, más que el contenido de la información, era la filtración. Es que ese hecho rompía con un estilo que ha marcado su gestión: el celo casi obsesivo por el resguardo de la información que circula por su oficina. Es que ese documento era conocido por un estrecho círculo de personas. Por eso, ese mismo día ordenó un sumario interno. "Felipe quiere saber si el documento se filtró de su entidad, del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), o bien de CMPC. Si se filtró de la FNE, sería un golpe duro, porque considera que la reserva es un requisito para trabajar ahí", comenta una colega.

"Tanto es el celo de Irarrázabal, que entrevista a todos los profesionales que llegan contratados o a prestar servicio a la fiscalía y se las canta claritas", reflexiona un ex abogado de la entidad.

A tanto llega su fijación por el hermetismo que Irarrázabal incluso participó directamente del diseño de las nuevas oficinas que actualmente albergan a la fiscalía en calle Huérfanos. Ordenó la instalación de cámaras, guardias en lugares sensibles y un cuarto especial donde se guardan los documentos de las delaciones compensadas de las empresas y donde el acceso es privilegio de unos pocos, mediante el escaneo biométrico de su huella digital.

"Siempre ha sido muy reservado, anteriormente se habían conocido temas menores, dos allanamientos, uno en el caso Pollos y otro en supermercados. Por eso, en los últimos casos ha cuidado todos los detalles", afirma otro ex colega de Irarrázaval.

Otra característica que habla de la reserva con que trabaja este abogado de la Universidad de Chile y master en Yale lo hace parecer más un persecutor penal: cuando ordena allanamientos a las empresas coludidas, sólo lo saben los profesionales involucrados en el caso y un día antes de efectuarlos, cuenta un cercano.

"Se caracteriza por ser extremadamente serio, profesional y cauteloso de cumplir las normas, entre otras materias, en aspectos de confidencialidad y reserva legal", dice la abogada Nicole Nehme.

Un diciembre agitado

El último mes fue duro para Irarrázabal. En la tarde del viernes 25 de noviembre le comunicaron que su hija universitaria había quedado atrapada en una quebrada del Cajón del Maipo. Luego de un gran susto y un rescate con policías, bomberos y socorro andino, pudo volver a casa con ella al día siguiente.

Tres semanas después llegó la filtración y luego la preparación de los alegatos finales del caso Tissue, donde él y su equipo trabajaron hasta el feriado de Navidad. Tres días más tarde, el tribunal suspendería la instancia cúlmine para el 28 de febrero a petición de SCA, una de las empresas que participó en el cartel.

"Ha puesto un sello muy profesional en la fiscalía y lo ha logrado impregnar en su equipo", afirma Tomás Menchaca, ex presidente del TDLC.

Otra característica de este abogado amante de la fotografía y de la música de Bob Dylan es que sigue de cerca todos sus casos, pese a que impone un liderazgo interno de empoderar a sus equipos.

"En el ‘caso Pollos', estaba metido en el día a día, con declaraciones de testigos. También se interiorizó en cómo se vendían los pollos, su marinado y su venta a granel. También en el caso cines, cuando levantó cargos contra Hoyts y Chile Films, les dijo a algunos abogados que fueran a ver películas, para ver cómo funcionaba el negocio", recuerda un ex miembro de la FNE.

Sus cercanos lo definen como un hombre de convicciones, directo y a veces poco diplomático. Como cuando las empresas del cartel de los pollos desconocieron los hechos de los cuales se les acusó y el fiscal expresó que "le sorprendía el nivel de amnesia que tenían algunos ejecutivos" , o cuando el dueño de Agrosuper, Gonzalo Vial, dijo a El Mercurio que a la FNE le faltaba "calle", y en pleno día de la Libre Competencia, Irarrázabal sostuvo que estos dichos generaban irritación por su "desparpajo".

Rebelde criado entre códigos

El fiscal proviene de una larga tradición de abogados. Es hijo de Jaime Irarrázabal Covarrubias, quien fue asesor del Estado en el TLC con Canadá. Es nieto de Julio Philippi, colaborador directo del Presidente Alessandri y de Raúl Irarrázabal, ex embajador de Augusto Pinochet en Alemania. Pero a pesar del cargo de su abuelo, fue opositor a la dictadura. Incluso en su época en la Facultad de Derecho participó en marchas contra Pinochet. Otra vez que Irarrázabal nadó contra la corriente fue al realizar su práctica. Tras obtener un 7 en su tesis, decidió ir a trabajar a la Penitenciaría, donde estuvo cerca de 7 meses.

Pero aún más lejano a su experiencia en la fiscalía, en el estudio Philippi, en Yale o en el estudio neoyorquino Cleary & Gotlieb, el abogado tiene una inclinación por la educación, vocación que cultivó en el gobierno de Frei Ruiz-Tagle, en el que trabajó en el Ministerio de Educación y más tarde como director de un colegio jesuita para niños de escasos recursos en Pudahuel, labor que dejó para tomar la FNE en 2010.

Juan Andrés Fontaine, ex ministro de Economía, lo llamó y le ofreció el cargo. Lo pensó dos semanas y lo aceptó. Al hacerlo, fiel a su estilo, realizó un checklist de sus clientes anteriores y se inhabilitó en 10 casos que llevaba la FNE.

Apenas asumió en la fiscalía inició una reestructuración, creó la Unidad Anticarteles y se enfocó en mejorar la gestión. ¿El resultado? Transformó a la FNE en una agencia "tres estrellas", en el ranking Global Competition Review, una suerte de listado internacional de fiscalías de libre competencia. "Luego de Sebastián Piñera, iba a dejar el cargo, pero el ministro de Economía le pidió que continuara en nombre de la Presidenta. Se tomó dos semanas, lo pensó, y respondió que sí", dice una fuente que trabaja en la FNE.

Tras esa decisión, dejó en stand by en su casa tres invitaciones para desempeñarse como profesor en King's College, Oxford y UCL.

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