Me impresionaba llegar al cuartel con nuestros chalecos antibalas de mentira, mientras ellos (PDI) regresaban de un operativo donde habían tenido que disparar balas de verdad".

Boris Quercia (50), actor, director y guionista, escribe en frases cortas como disparos. En párrafos como ráfagas de ametralladora. Dolorosos, porque es imposible que una esquirla no te toque una fibra.

Con esa munición ha publicado dos novelas. La primera, en 2010, "Santiago Quiñones, tira" fue traducida por Asphalte, editorial francesa especializada en novela negra, como "Les rues de Santiago". "Era difícil decir en francés todo lo que significa ‘tira': funcionario de la PDI, ‘tira' como disparar y ‘tira' como tener relaciones sexuales, aunque eso era en mi generación; ahora tirar es menos que darse un beso". La segunda, "Perro muerto", se lanzó primero en Francia, en 2015, como "Tan de chiens", que significa "tantos perros", y obtuvo el Grand Prix de Littérature Policière, que, desde 1948, se entrega a la mejor novela policial del año en Francia. Patricia Highsmith, Frederick Forsyth y Manuel Vásquez Montalbán, entre otros, la han ganado. Este martes 13, "Perro muerto" se lanza en Chile.

—Le ganaste incluso a Jo Nesbo, el escritor y rockero noruego.

—Sí, es una historia como de la Cenicienta. No he leído a Nesbo, pero lo conocí en un seminario sobre novela negra en París. Hay efervescencia en torno a las "polars", como las llaman. El 30% de lo que se vende allá es policial, así es que mi libro cayó en tierra muy fértil. Acá, cuando apareció Santiago Quiñones, salieron críticas y entrevistas, pero al mes se había olvidado. Acá, les pregunto a hermanos y tíos si han leído el libro y no han tenido tiempo. No me quejo, pero allá uno se siente más acompañado.

"Perro muerto", pese a ser ficción, no existe en el limbo. Quiñones se ve involucrado en un caso de abuso de menores en centros de acogida. Es imposible no pensar en los niños muertos en el Sename.

"Lo mío es ficción. No he hecho ninguna investigación ni sobre la PDI ni sobre los hogares de menores. Me parecen tan dolorosas las cosas que han ocurrido en el Sename que no quisiera que nadie imagine que uso algo real para hacer literatura. Pero como creador, toda mi vida he trabajado sobre el alma humana, desde la observación de la realidad, la lectura de la crónica roja y de mi experiencia".

Más que crítica social, lo que hace es "constancia social". "La novela negra es un género de entretenimiento, porque es de acción e intriga, pero sin querer resulta una fotocopia de lo social".

Quercia se crió junto a sus 4 hermanos en "el principado de Providencia". Su papá era ingeniero agrónomo, hijo de un almacenero italiano. El papá de su mamá, profesora de castellano, un albañil croata de apellido Martinic. "Soy nieto de inmigrantes por los dos lados. De gente que huía del hambre, como la mayoría de los inmigrantes que llegan a Chile. En la tercera novela que estoy escribiendo y que completará la saga, aparece ese apasionante proceso de cambio: la multiculturalidad. Ahora, y bienvenidos sean, están llegando nuevos genes y lo vemos en el paisaje: unos morenos y morenas musculosos, altos, de caminar ondero, que han cambiado Santiago, volviéndolo caliente. Esta realidad llegó para quedarse".

Le gusta caminar, es parte de su trabajo. Vive en Providencia y conoce bien el centro, donde vivió siendo estudiante. Se pierde en las calles, observando. "Prima en mí el observador permanente".

La serie "Huaiquimán y Tolosa", cuya segunda temporada dirigió y escribió, "tuvo el valor de mostrar uno de los barrios con más carácter de Santiago, gracias a la inmigración: "Patronato". Y lo puso en contacto con la PDI. "Me impresionaba llegar a las 8 de la mañana al cuartel con nuestras municiones de salva y nuestros chalecos antibalas de mentira, mientras ellos regresaban de un operativo que había durado toda la noche en un barrio peludo donde habían tenido que disparar balas de verdad".

En "Perro muerto" escribe: "Pensar que porque uno es tira va a luchar por la justicia es lo mismo que creer que la secretaria de una AFP está preocupada de que la jubilación te alcance para vivir".

—¿Crítica a la PDI o a las AFP?

—Ni a la policía ni a las AFP. Lo que quiero decir es que las personas aún creemos en los roles, cuando la mayoría lo único que quiere es llegar a fin de mes. Creo que el problema de las bajas pensiones no son las AFP, sino que la gente gana poca plata y las pegas son precarias. Si eso no cambia, con el sistema que sea, las jubilaciones seguirán siendo malas.

—Escribes que Chile es un país que castiga al que sobresale.

—En Argentina, pillan a Maradona con droga en un Mundial y ¿qué dicen? "Pobrecito, le cortaron las piernas". Acá, Vidal choca curado y es un CSM. Gnecco tiene una anécdota. Sale de un canal de TV y un gallo le pide un autógrafo. Gnecco, que es pesado, le dice que no. El tipo insiste: "Una firmita, una firmita". Gnecco, no. Y siguen. La cosa termina con el gruppie gritándole: "¡Guatón de mierda, ni que fuerai güeno!". Tenemos un espíritu despiadado.

También se alude a la colusión de los pollos. "Lo importante de ese capítulo es la actitud del periodista amigo de Quiñones que revela lo que le pasa a la gente en un país donde la riqueza está tan concentrada: todos cuidan sus intereses".

—Siempre los periodistas quedamos mal.

—Hoy todos, en especial los políticos. A mí me gusta la política y me da pena su descrédito. Dedicarse a la política es como quemarse a lo bonzo y eso es lamentable; da pie para que se aprovechen los oportunistas.

"No se esfuerce demasiado, pero no se quede quieto", es la máxima de Quiñones, que su creador comparte y funde con una idea de Montaigne: "La vida tiene muchas profundidades que uno puede pisar e irse al hoyo, por eso es bueno moverse, pero piolita".

Quercia es padre de tres hijas con Cayoya Sota, de quien se separó. Después estuvo 10 años con María Luisa Mayol. Ahora tiene nueva pareja y no descarta tener hijos. "No sabría qué hacer si fuera hombre. Me encantan las hijas; son mejores, creo".

A Quercia no le preocupó encanecer joven, pero ahora le aflige que le están saliendo canas en las cejas. Envejecer le ha quitado el entusiasmo por hacer cine. "En un país de 18 millones de habitantes, donde no puede existir industria cinematográfica, sólo los jóvenes tienen energía para hacerlo", dice el director de "Sexo con amor", la tercera película más vista del cine nacional, cuya escena de la lavadora forma parte del imaginario colectivo sexual.

—¿Te complica envejecer?

—Es una desgracia, aunque tiene algunas ventajas.

—¿Cuáles?

—Déjame pensar.

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