Estoy tan sorprendido. Él no es un pillo. ¿Por qué llegó a esto? No tengo idea". Vicente Muñiz, ex socio

El impacto es total entre sus conocidos. No pueden creer que Carlos Marín Orrego (70), el dueño de la suspendida corredora que lleva su nombre y que operaba en la Bolsa de Valparaíso, sea el mismo que carga, hasta ahora, con cinco querellas por estafa, lavado de activos e infracción a las leyes de Mercado de Valores y de Bancos. Y que, además, está prófugo.

Ingeniero comercial de la UCV, porteño, casado dos veces y padre de cuatro hijos, ha pasado casi toda su vida en Viña.

Cuando trabajaba como subgerente general en Santiago de la Compañía Nacional Financiera, de Javier Vial, entre 1974 y 1979, "partía los fines de semana a la Quinta Región donde vivía su familia", recuerda Vicente Muñiz, quien era ejecutivo del BHC, otra empresa de Vial.

Ambos dejaron el grupo, y en 1979 se asociaron en Carlos Marín y Cía. "Era una corredora de bolsa en Valparaíso que tuvimos hasta 1986. Nos dividimos: una se siguió llamando Carlos Marín y Cía., en Valparaíso, y la otra, Chilemarket, una agencia de valores en Santiago que luego se transformó en corredora de la Bolsa Electrónica", recuerda Muñiz.

Cuenta que no volvió a verlo, pero lo describe como "muy inteligente, rápido y estudioso. Estoy tan sorprendido. Él no es un pillo. ¿Por qué llegó a esto? No tengo idea. Gracias a él sobrevivió la Bolsa de Valparaíso".

La sorpresa de sus cercanos

Apodado "Chico", vive en Reñaca y de joven le gustaba navegar en laser en Higuerillas. Uno de sus hijos es conocido: Carlos Marín Olalla fue gerente de finanzas de Masisa, del grupo Nueva, y ocupó el mismo cargo en Alsacia. En abril de 2012 formó el fondo de inversión Gamma Capital junto a Patricio Fernández Cox y Andrés Fuentes, que levantó capitales para comprar el Sanatorio Alemán de Concepción y los hoteles Ritz, Crowne Plaza e Intercontinental.

El 11 de septiembre pasado, Carlos Marín fue uno de los amigos que asistieron al cumpleaños 95 del abogado porteño Mario Consigliere, vicepresidente de la Bolsa de Valparaíso casi todo el período del cuestionado corredor. Su hijo Mauricio Consigliere destaca a Marín: "Es una persona respetable. Nunca he escuchado algo malo de él. Lo conozco por la gestión que hizo con mi papá para reabrir la Bolsa de Valparaíso. Se dedicó a sacarla adelante pese a la oposición de la de Santiago".

Su lucha contra el peaje

Curiosamente, Marín asumió la presidencia de la Bolsa de Valparaíso en 1983 cuando no funcionaba. Cerró el 31 de diciembre del año anterior al no poder cumplir con el patrimonio exigido de 60 mil UF. Peleó por la reapertura, que ocurrió en 1988, y batalló por rescatar su pasado glorioso. En su mejor época llegó a tener el 40% de las transacciones, porque los corredores de Santiago compraban a través del centro bursátil porteño, pagando una comisión mucho menor.

Recurrió a todas las instancias. Este año fue la última: el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, donde Marín declaró que debido al período de inactividad, la Bolsa de Santiago "se habría quedado con la totalidad del mercado (99%) (..) mediante el establecimiento de un peaje interbolsas (en 1997)". El 18 de marzo, el TLDC concluyó que un sistema de interconexión obligatorio entre las bolsas debe modificar la Ley de Valores. Y que se deberá analizar si imponer un peaje por operaciones interbolsas, "cuyo monto será determinado por el regulador".

"Antes los periodistas económicos me llamaban; caía el dólar, subía el cobre, había una OPA y venían a preguntar. Por años fuimos referente, pero desde fines de los 80, ya no", se lamentaba en una entrevista con La Segunda el 30 de septiembre.

Las víctimas

Las cinco querellas —una en un Juzgado de Garantía de Viña y cuatro en Valparaíso— dan cuenta del mismo modus operandi: Marín ofrecía invertir dineros de sus clientes en acciones y depósitos a plazo con tasas de interés de 0,5-0,55% mensual, más altas que las ofrecidas hoy por los bancos. Entregaba certificados no registrados en la SVS ni en bolsa.

Los afectados son, en su mayoría, de la tercera edad. Por ejemplo, Blanca Pestan Valencia (76) y su hermana Magali (78), ambas viudas, le entregaron $72 millones y $194 millones, respectivamente.

La comunidad italiana también se vio afectada. Los hermanos Sandro y Gian Battista Solari Magnasco, constructores porteños que bordean los 80 años, tomaron depósitos a plazo por $41 millones y $6 millones.

A ellos se suman Ana Maureira, señora de Sandro Solari, por $16 millones; Mario Passalacqua Pruzzo, socio de la Química Passol, US$ 2 mil; el agricultor Waldo Kretschmer, $386 millones, y la empleada de casa particular Deyce Pereira, $2,5 millones, según la querella por estafa interpuesta por los abogados Cristián Zuleta y Mónica Brito. Allí explican que sus clientes conocían a la familia de Marín y él contaba con "un incuestionable prestigio". Como no recibían información, acudieron a la corredora y fueron atendidos por el contador Mario Zúñiga, a cuyo lado trabajaba en las mañanas Caroline Roubik, esposa de Marín.

Aída Duyvestein (79) retiró sus ahorros ($12 millones) del BBVA para tomar depósitos a plazo con Marín. Cuando fue a retirar una parte, "un dependiente" de la oficina le dijo que todavía no. Al día siguiente supo que había cerrado.

La bolsa también

El vicealmirante (R ) de la Armada, Jorge Baeza Concha, le entregó $23 millones y tuvo contacto con Marín antes de que se le perdiera la pista. El corredor lo llamó el 6 de noviembre, le dijo que "se haría cargo de todos los dineros, pero para ello requeriría vender unos bienes raíces, ya que carecía de liquidez". El 14, le envió un correo: "Don Jorge: Estoy muy complicado por lo sucedido y trabajando en alguna solución. Necesito dimensionar el problema y le ruego me ayude enviando copia del último documento, estoy en Chile y estaremos en contacto", consta en la querella. El cliente sigue a la espera.

Un padre y un hijo, que pidió el anticipo de su indemnización a la empresa donde trabaja, invirtieron $360 millones. El abogado querellante Juan Carlos Manríquez solicitó a la Brigada de Lavado de Activos investigar la trazabilidad del dinero para conocer su destino. Hoy presentará otra querella por dos hermanas, una de las cuales vive en EE.UU. y que llegó a Marín por parientes miembros del Rotary Club. Entre ambas invirtieron US$79 mil.

La Bolsa de Valparaíso denunció ante la Fiscalía Regional a la corredora de Marín por realizar actividades de intermediación no autorizadas. Arie Gelfenstein, gerente general de la bolsa, relató en la denuncia que se reunió con Marín, quien le explicó que tenía problemas de dinero y luego le confesó que "el monto de lo defraudado alcanzaría aproximadamente a $1.500 millones y se trataría de 80 clientes, pero no tengo certeza que esos montos sean reales". Los montos acreditados, hasta ahora, en las querellas suman $1.167 millones. Waldo del Villar, defensor de Marín y presidente del Colegio de Abogados de la V Región, aseguró a El Mercurio de Valparaíso: "Mi cliente devolverá el dinero a todos".

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