Me encanta la economía de libre mercado, pero uno empieza a cuestionarse"

Douglas Tompkins fue quien introdujo el concepto de filantropía en Chile. Nos enseñó a dar sin esperar nada a cambio".

Tiene un pie en el mundo real como socio de Komax, el holding que representa a 16 marcas de ropa y zapatos como Banana Republic, Gap, Brooks Brothers, DC Shoes, North Face y Roxy. Y otro en el mundo online, con Toteat, la plataforma para administrar restoranes en la que también es socio.

A los 56 años, este ingeniero civil industrial de la U. de Chile está empeñado en un tercer frente: fomentar el turismo de manera no tradicional con su fundación Patagonia de Aysén por la vía de la filantropía. Su meta es aportar el 25% de las utilidades de sus empresas al proyecto, cuyo plan piloto está en Cerro Castillo, un pueblito de 500 habitantes en Aysén. "La idea es que ellos sean los protagonistas, que muestren su región y alojen a los turistas", explica en la pequeña oficina de Patagonia de Aysén en Vitacura.

Partió por comprar una casa para que fuera sede de la fundación. "Le pusimos techo, cocina, ventanas calipso, y quedó una maravilla". Patagonia de Aysén aporta la mano de obra y los lugareños los materiales. "La idea es ayudar, pero no tratar de cambiar. Vamos y decimos: señora, ¿qué le gustaría hacer? ¿Quiere pintar su casa verde? ¿Quiere agrandar una pieza? ¿Necesita un baño privado? Perfecto, nosotros le ponemos los maestros. Pero es un asesoramiento, no una imposición".

La fundación ha "intervenido" 40 de las 160 casas de Cerro Castillo para mejorar su infraestructura. Le falta el resto y capacitar a sus habitantes para recibir a los turistas. Y poner en valor el cerro, que es una "preciosura", según él, construyendo senderos de trekking para conectarlos con el pueblo y potenciar las tradiciones gauchas —el asado de cordero, el mate y la jineteada (amansar caballos a pelo)— y la artesanía. Cerrando el círculo con el deporte aventura, cosa que ya ocurre, con los juegos invernales (esquí y escalada) y de verano (kayak en el río Ibáñez, trekking y carreras de bicicleta). "Todos los deportistas se alojan en el pueblo; conviven con su gente. No es necesario agregar nada nuevo, ni grandes hoteles, ni grandes comercios, sino mejorar lo que hay". Lleva un año y medio de los cinco que contempla su plan. De hecho, aún no tiene página web. "La voy a tener, pero a ritmo patagónico. Lento. No se trata de que hagamos una promoción y quede la embarrada".

El legado de Tompkins

—¿Cuánto influyó Douglas Tompkins, a quien conoció?

—Mucho. Me dio ideas de cómo hacerlo, me regaló libros sobre conservación. Lo conocí un año antes de su muerte. No fui su amigo, pero me junté varias veces con él. Estábamos en lo mismo, pero de manera diferente. Tompkins nos hizo darnos cuenta de lo que teníamos. Nos enseñó a valorar la naturaleza, la Patagonia, a dar sin esperar nada a cambio. El fue el que realmente introdujo el concepto de filantropía en Chile.

—Usted dice que financia la fundación con un porcentaje de las utilidades de Komax y de Toteat, cuando las obtenga. ¿Por qué le interesó la filantropía?

—Me encanta la economía de libre mercado, pero uno empieza a cuestionarse. Este sistema tiene cuerpo, pero le falta alma, y los seres humanos funcionamos con estas dos cosas. No todos los momentos son para hacer negocios y sacar rentabilidad. Hay momentos en que uno tiene que dar y ayudar a quien no ha tenido la oportunidad de desarrollar su sueño. A mí me irá mejor si al país le va mejor.

—¿Por qué en Chile hay tan poca filantropía? En Estados Unidos, Bill Gates, el hombre más rico del mundo, con US$ 75 mil millones, donó el 90% de su fortuna. Lo mismo Warren Buffett.

—Aquí hay mucha ayuda social, gente que hace donaciones, pero la filantropía tiene que ver con dar algo sin esperar nada a cambio. Si giro un cheque para RSE (responsabilidad social empresarial) y me tomo la foto, es en beneficio de mi compañía, porque estoy mejorando su reputación. Si pongo plata en un emprendimiento y me quedo con un porcentaje, de nuevo, es para mi beneficio personal. Si aporto a una universidad para que investigue un modelo matemático para mi empresa, es en beneficio para mí.

—¿La filantropía tiene retornos?

—Enormes. Podemos tener un país mucho más pleno y contento, donde cada uno tenga oportunidad de desarrollar su sueño y se sienta parte. El 65% de los chilenos perdió la fe en el sistema, ya no vota, sale a la calle a conseguir lo que quiere.

—¿Filantropía para cualquier causa, o hay urgencias en Chile?

—Hay muchos proyectos en los cuales se puede hacer filantropía, pero creo que los más importantes son los sociales, los nuevos emprendimientos, y la investigación y desarrollo.

Komax:

El negocio de los polos opuestos

A uno le gusta el sector real; al otro, el financiero. Uno usa el pelo largo y prescinde de la corbata; el otro anda impecablemente trajeado por la vida. La desaparecida corredora ByC los juntó en 1989 y Polo Ralph Lauren los mantuvo unidos hasta ahora. Arístides Benavente trabajó con Carlos Alberto Cartoni como gerente de operaciones de ByC, que debió cerrar sus puertas por una fallida apuesta al alza del dólar. Siguió con él en Next, la siguiente corredora de Cartoni, en la que Benavente fue gerente general y socio, hasta que decidió canjearle sus acciones en la casa de bolsa por las de Comercial Madison, licenciataria de Polo, y se hizo cargo de su administración.

Hoy, cada uno tiene un 30% de Komax (sucesora de Madison), y el Fondo Linzor otro 30%. El 10% se reparte entre Ignacio Guerrero, socio de CMB; Leo De Gong, ex dueño de Vigamil, y la sucesión de Andrea Beizán, ex abogada de Vigamil.

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