La fórmula suena repetida. Un producto envasado y de archivo revive en la pantalla y supera en sintonía a programas que pueden costar más de 10 veces en su presupuesto de producción.

Hace unos meses, Canal 13 adquirió un paquete de películas y series pensadas para la señal REC, que transmite, fundamentalmente, programación antigua en el cable. Entre esos productos venía "La pequeña casa en la pradera", serie que durante los años 80 emitió TVN y más tarde Mega.

El pasado 10 de octubre, día feriado, el nuevo director de programación de la estación, Sebastián Sánchez, propuso poner en pantalla "la tarde vintage", un bloque completo dedicado al recuerdo con dos películas: "La joya del Nilo" y "Dos bribones tras la esmeralda perdida", más la serie familiar. Ese día las historias de los Ingalls marcaron 7.6 puntos de rating. Casi el doble de lo que el canal venía logrando en el horario estelar de las teleseries (20:00 horas) con producciones brasileras como "Terra nostra" y "Terra esperanza", además de la turca "Selín".

"Súmale que a esa misma hora una teleserie de Mega, con actores nacionales pueden llegar a costar entre 30 y hasta 40 millones de pesos y un capítulo de la ‘Pequeña casa en la pradera' cuesta entre 1 millón 300 mil y 2 millones de pesos a lo más", cuenta un ex ejecutivo de la industria.

Ayer, la serie que protagonizaba Michael Landon, logró un peak de 13 puntos de rating y desplazó a "El camionero" de TVN al tercer lugar. En el bloque ganó la teleserie "Ambar" de Mega con 14 puntos.

"No tiene éxito comercial"

El ex director ejecutivo de Canal 13, Enrique García sostiene que la nueva jugada del canal es "exactamente lo mismo que ‘Los Simpson' de Vasco Moulian. Un producto que genera rating, pero no tiene éxito comercial ni construye audiencia. El público que ve ‘La casa en la pradera', no ve las noticias del 13. Yo creo que es recurso producto de la precariedad que hace visible la sequía creativa de producir con bajos costos. El resultado de audiencia si bien no es malo creo que no contribuye a fortalecer la propuesta de la estación".

El académico de la UC, Valerio Fuenzalida afirma que "la industria no puede gastar más de lo que recibe. En algún momento debe pagar la cuenta. Exigir creatividad es muy fácil; hay cambios tecnológicos y económicos con procesos de adaptación de la industria. Las telenovelas turcas y bíblicas muestran la capacidad adaptativa y de reciclaje del audiovisual. ‘La casa en la pradera' funciona porque va en un horario familiar y puede reunir a niños con adolescentes y padres. El anhelo de una familia grata en medio de problemas cotidianos es fuerte en las audiencias".

"El Disneylandia de la moral perdida"

Algo parecido opina Juan Andrés Salfate: "Se ha transformado en el Disneylandia de la moral perdida. En un mundo donde la televisión te está mostrando la cárcel por dentro, delincuentes de cuello y corbata, estafadores y dónde nadie cree en los políticos y todo se viene abajo, aparece la familia Ingalls como único garante de la unión y los valores perdidos".

El guionista, José Ignacio Valenzuela, "El chascas", agrega que "las decisiones son por rating. Todo lo que se pone en pantalla busca generar rating para que, entonces, ese programa le herede audiencia al siguiente y así generar un tren programático. No creo que haya una necesidad cultural, creativa o nostálgica simplemente por poner el producto. Y en este caso, les funcionó. La TV chilena, este último tiempo, ha tenido malos ejecutivos y lo que ahora estamos pagando el resultado de eso. Estoy seguro de que cuando la pantalla de Canal 13 se vuelva a calentar y el rating vuelva a subir, la estación volverá a hacer teleseries".

María Pastora Campos, la Tía Pucherito, que es sicóloga y referente de la televisión vintage dice que "es muy importante que los capítulos se están emitiendo en alta definición, ya que estamos acostumbrados a imágenes de calidad. A algunos nos trae recuerdos de lo que disfrutábamos viendo la serie, pero no tengo dudas de que ha cautivado nuevos televidentes. Personifica valores humanos y familiares que todos quisiéramos incorporar y que serán atesorados por siempre. Habrá muchos que pensaran que el éxito se debe a la nostalgia, ojalá que sea así para recrear valores que hoy hacen mucha falta en nuestra sociedad y nuestras familias".

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¿Qué fue de los Ingalls?

De la pradera al anonimato

Estrenada el 11 de septiembre de 1974, tras 9 temporadas la serie no lanzó a todos los Ingalls al estrellato.

Michael Landon (el papá Charles) ya era famoso por su rol como el más joven de los Cartwright en "Bonanza" y sumando a su papel posterior como un ángel en "Camino al Cielo" es en la actualidad un ícono en la cultura norteamericana; falleció de cáncer en 1991, a los 54 años.

Melissa Gilbert (52, la hija Laura) fue la única que alcanzó algo de notoriedad, aunque nunca se logró consolidar del todo en la gran pantalla. Tuvo un romance muy público con Rob Lowe y entre 2001 y 2005 fue presidenta del Sindicato de Actores.

Mientras, Karen Grassle (74, la mamá Caroline) casi no actuó más y se enfocó en el teatro. Melissa Sue Anderson (54, la hija Mary) sólo apareció en un par de series más y ahora se dedica a los cosméticos, y las gemelas que interpretaban a la pequeña Carrie, Lindsay y Sidney Greenbush (46), se retiraron de la actuación al poco tiempo.

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