"INFERNO"

Reparto: Tom Hanks, Ben Foster, Felicity Jones.

Dirección: Ron Howard.

EE.UU./Japón/Turquía/Hungría, 2016.

Duración: 2 horas 1 minuto.

Todo espectador.

Regular.

Un referente histórico como base, una pizca de de teorías conspirativas, gramos de suspenso, gotas de esoterismo new age, un molde probado. La receta funciona a nivel global (en Chile este tipo de novelas lidera los rankings de venta) y Dan Brown bien lo sabe. Es por esto que ha oficiado de productor ejecutivo de las adaptaciones de su propia saga literaria. ¿Qué es lo que las hace tan exitosas? ¿La supuesta trastienda de la historia? ¿Su sobrecargado y artificioso clima de misterio? ¿El millonario marqueteo de un género inflado?

"Inferno" —tercera parte de la trilogía que partió con "El Código Da Vinci"— retoma al profesor Robert Langdon (Tom Hanks) cuando despierta con una herida en la cabeza en un hospital de Florencia. Ahí es atendido por la doctora Sienna Brooks (Felicity Jones), quien lo ayuda a escapar de una asesina que irrumpe en el lugar con pistola en mano. Poco a poco, la dupla protagónica irá interpretando señales, encontrando pistas tras obras de arte y aproximándose a la verdadera amenaza: las acciones de un genetista (fanático de Dante) que pretende salvar al mundo de la sobrepoblación. La solución consiste, por supuesto, en exterminar a buena parte de la humanidad.

El guionista David Koepp ("Jurassic Park") y el director Ron Howard cocinan la cinta más débil de la trilogía. "Inferno" dura 2 horas pero se siente de 4, no sólo por lo previsible de sus ingredientes, sino que también por culpa de un guión enrevesado que, entre giros de tuerca y conexiones rebuscadas, va perdiendo el ritmo. Y el norte.

Cuando se derrumba la historia y sus mecanismos no quedan más que los adornos. Y en eso Howard no falla. Lo mejor que se puede decir de esta cinta es que tiene buenas tomas de Florencia, Venecia y Estambul. Como película de misterio, "Inferno" es un buen catálogo de viajes.

IDEAL PARA: Paranoicos.

LEER MÁS
 

"EL EXORCISMO DE ANNA WATERS"

("The Offering")

Reparto: Elizabeth Rice, Matthew Settle.

Dirección: Kelvin Tong.

Singapur/EE.UU., 2016.

Duración: 1 hora 35 minutos.

Mayores de 14 años.

Mala.

En el mundo del cine de terror hay películas malas que resultan buenas. Es una paradoja que ronda sobre el género desde su irrupción (pensemos en buena parte de la filmografía del incombustible Roger Corman). No es el caso de "El Exorcismo de Anna Waters", curiosamente el décimo largometraje del realizador singapurense Kelvin Tong.

Lo que comienza con una joven que viaja desde Estados Unidos a Singapur a raíz del suicidio de su hermana deviene pronto en un pastiche de dudosa calidad que mete en el mismo saco —torpemente y con una chatura cinematográfica preocupante— una serie de lugares comunes y géneros: curas clichés, una niña que actúa raro, demonios, mensajes desde el más allá, una tablet que funciona como ouija y gags rebuscados que agravan la ya débil premisa.

Las malas ocurrencias de Tong chocan y vuelven confusa una película que se desmorona por la sobrecarga de elementos y el mal gusto. Si a esto le sumamos un puñado de pobrísimas actuaciones y diálogos, tenemos un producto que vale la pena pasar por alto.

El cine oriental ha hecho un gran aporte al género pero éste no es el caso. Por favor, cuide su bolsillo.

IDEAL PARA: Nadie.

LEER MÁS
 

"VICTORIA"

Reparto: Laia Costa, Frederick Lau.

Dirección: Sebastian Schipper.

Alemania, 2015.

Duración: 2 horas 18 minutos.

Mayores de 14 años.

Buena.

Cuando Hitchcock estrenó "La Soga" (1948), aseguró que la película había sido rodada en un solo plano secuencia (es decir, una toma sin cortes) pero mentía. No es que fuese incapaz de hacerlo, sino que había una limitación técnica: no era posible filmar tanto tiempo en celuloide. Es por eso que se vio forzado a planear estrategias para que los espectadores no percibieran los incisiones.

Hoy, con la tecnología digital, ese viejo capricho de cineasta es posible aunque muchos (como González Iñárritu en "Birdman") lo usan como una prueba de destreza. No es el caso del alemán Sebastián Schipper, quien en "Victoria" le da al recurso un rol justificado y protagónico. Es una buena forma para narrar una historia en tiempo real —centrada en una chica española que vive una noche alcoholizada en Berlín— que se volverá realista, orgánica e impredecible. Una postal de diversión juvenil que girará insospechadamente hacia el thriller.

Más allá de la proeza técnica (lo de Schipper requiere buen manejo de la cámara y la perfecta coreografía de todos los elementos en escena), "Victoria" es una película que juega con las expectativas de la audiencia. En ese sentido, es un artefacto "hitchconiano", una caja de sorpresas que renueva nuestra fe en las posibilidades del cine.

IDEAL PARA: Cazadores de propuestas diferentes.

LEER MÁS