Vivo a 4 cuadras de la playa, cerca de las montañas. Ando en bicicleta".

Su avatar en WhatsApp es una foto antigua, donde su padre, entonces un treintón de muy buen ver, sale en traje de baño en una playa de California con sus cuatro hijos, armando una pila humana.

"Yo soy el que está sobre sus hombros. El me levantó y me dijo: ‘¿Quieres saber cómo es volar?'. Y aquí estoy ahora, volando gracias a las alas que él me dio —dice el artista Francisco Letelier Morel (57), el tercero de los 4 hijos del economista y político Orlando Letelier, asesinado por la DINA en Washington hace 40 años, el 21 de septiembre de 1976.

Entonces Francisco tenía 17 años y estaba en el colegio. Compartía dormitorio con su hermano menor, Juan Pablo, el senador, el más conocido en Chile, y partieron temprano a tomar el bus para ir a clases esa mañana. Los otros dos hermanos son Cristián y José Ignacio. El primero también vive en Los Ángeles, donde ha hecho carrera como actor, modelo y entrenador de fisicoculturismo. "Tuvo un programa bien famoso en Estados Unidos, ‘Totalmente en forma', que se veía también en Chile. Es el mayor, pero es también el que tiene hijos más pequeños", comenta. José Ignacio es arquitecto y está radicado en Rapa Nui.

Los actos conmemorativos del asesinato de Letelier incluyeron la exhibición del mural "Todas las manos", en el Museo de la American University, que es obra suya. "Yo no soy un artista que vende cuadros. ¿Quién quiere estar en esa pequeña prisión que es un taller?", declara.

Después del atentado que terminó con la vida de su papá y "de la estadounidense Ronni Moffitt" —como recalca— se fue a California, donde ha vivido desde entonces. "Tenía 18 y toda la idea de lo que era California entonces, muy jipi, muy libre. Partí en un bus, con 70 dólares en el bolsillo, decidido a pagar mis estudios de arte trabajando. Pronto me desencanté, y entré a la U. de Berkeley, donde hice estudios étnicos y de arte. Los artistas tenemos que estar en seminarios, junto a los señores de traje. Aportar con nuestra imaginación a la comunidad. Soy un artista conocido en L.A. No como el hijo de Orlando Letelier, sino como parte de un movimiento que trabaja por la diversidad. A veces me preguntan: ‘Oye, ¿tú tendrás algo que ver con ese Letelier que fue asesinado?', pero con lo que me identifican es con el arte mural".

—Cuéntame la última conversación importante que tuviste con tu papá.

—Era verano acá, pleno agosto, y le saqué el auto para salir con una pololita. Era el mismo en que pusieron la bomba que lo mató. Y lo choqué, no fue culpa mía —dice, riéndose de su frase defensiva—. Mi papá fue muy buena onda, me explicó que necesitaba el auto para su trabajo y que le era imprescindible tenerlo en buen estado. Luego me quitó las llaves. A comienzos de septiembre, lo recuerdo, porque cumplo años el día 5, me invitó con mi polola a comer a un restaurante y me pasó las llaves para que manejara. "Creo que ya se te pasó la mala suerte", dijo. Era una persona muy justa y fue su manera de decirme "te quiero".

—¿Cuál de ustedes cuatro es el que más se le parece?

—La gente tiende a encontrar físicamente más parecido a José y a veces a Juan Pablo, siempre que se cortara el pelo y se quitara la barba. En cuanto a personalidad, mi papá era un gran artista. Dibujaba increíble, cantaba, tocaba la guitarra. Era tremendamente carismático. Nosotros nos hemos repartido esos talentos.

—¿Cómo fueron el día, la semana, los meses siguientes a su muerte?

—De mucha tristeza. Mi mamá fue heroica, porque con todo el dolor que sentía, rearmó el comité de solidaridad con Chile y retomó mucho del trabajo de él. Esa entereza me marcó. Las mujeres son así. Ella contribuyó a que yo sea feminista. Ahora ella está de lo más bien, lúcida, inteligente. Y aunque no pudo viajar ahora, pronto vendrá a vernos.

Francisco vive en Venice, sector de Los Ángeles famoso por su paseo costero y su onda bohemia. Su actual mujer desde hace 6 años tiene una casa allí, en la misma cuadra en que vive Mónica Pérez Lorenz, su ex esposa y madre de Matías Orlando (25), su hijo mayor. Mónica es hija de Marita Lorenz, pareja del ex presidente venezolano Marcos Pérez Jiménez y amante de Fidel Castro, al que intentó asesinar por orden de la CIA. Su otro hijo es Salvador Nahuel (15), que duerme en su casa 5 días a la semana.

"Venice es un lugar estupendo. Vivo a 4 cuadras de la playa y muy cerca de las montañas. Ando en bicicleta. Produzco un gran evento artístico todos los años". Cuenta que fue concejal de Venice, pero que lo dejó, aunque se considera un político.

Ha vivido sólo 5 de sus 57 años en Chile. "Siendo una guagua, vivimos en Venezuela, después acá en Washington. Volvimos a Santiago, cuando mi padre fue ministro de Allende, y de nuevo al exilio. He tenido dos intentos de retorno fallidos; es que mis hijos están acá".

Exponer su mural en este acto conmemorativo significa cerrar un círculo. "Para el primer aniversario de la muerte de mi padre, la comunidad chilena en Washington pintó un mural. Ahora, después de 40 años, retomamos algo del espíritu del muralismo chileno que se desarrolló durante la UP. Lo que me interesa es convencer a la gente de que un mural es mucho más que una pintura en una pared. Siento que son una maravillosa manera de expresión y participación, a la que agrego afiches, foros, ensayos. A la obra que nos congregó ayer en la American University incluso le incorporé los documentos desclasificados sobre el asesinato de Letelier y Moffitt. Ese es mi arte".

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