En la actuación fui buscando la cueca y hoy la cueca y lo que he vivido me dan material para actuar".

Los personajes el "Turco" en la serie de televisión "Soltera otra vez" y "Eric" en "Preciosas" lo han hecho conocido y querido entre la audiencia. Lo que no tantos saben es que Nicolás Poblete (33) integra "Los piolas del lote", un grupo que interpreta cuecas urbanas. Este 18 de septiembre lo pasará tocando con su grupo a los trabajadores de dos campamentos mineros ubicados a más de tres mil metros de altura.

—¿Cuál es el sentido que les das a las Fiestas Patrias?

—Septiembre es un mes bonito por su contradicción: en una semana pasas de la peor tragedia que ha tenido Chile, de recordar el terror y la miseria que hemos tenido como pueblo, a una fiesta nacional de unidad con la naturaleza floreada. Gracias a eso es que no morimos de pena, tal vez, en este país. Es un momento de fiesta y reflexión también.

—¿Cómo es que llegas a interpretar cuecas urbanas?

—En el colegio (Saint George's) tuvimos un profesor que se llama Eledino Parraguez, él es un Machuca, fue parte de ese proyecto. Como docente nos inculcó la poesía desde niños. En mi casa, mi hermano es un gran investigador en poesía y siempre que hablábamos de un tema o yo le contaba una alegría, una congoja o algo que me molestaba socialmente, buscaba un libro y me mostraba un poema alusivo seleccionado por él. Entender la vida desde la poesía chilena me hizo darme cuenta de que soy parte de una idiosincrasia, que las cosas que sentía no eran personales, sino que había muchos que lo habían sentido y que además lo habían plasmado en majestuosos poemas.

Cuenta que en el tiempo en que estudiaba Teatro en la Universidad de Chile, una tarde fue al Bar Inés de Suárez, en la calle Morandé, y ahí conoció al Baucha, un cantante de cueca que lo confundió con un amigo porteño, lo hizo pasar y pidió que le sirvieran borgoña. "Estuve toda esa tarde hablando con él de cueca, de lo que se trataba ser cantor, cómo se cantaba una cueca. Me acuerdo que ese día se acercó alguien a aplaudir y el Baucha lo echó, preguntó ¿quién es este? ¿alguien lo conoce? Y le dijo ¿por qué está metiendo ruido? Lo echó, porque estaba ensuciando lo que él estaba cantando. El Bauchita me explicó que el cantor quiere contar una historia, por eso es tan importante escucharla. Y ese es el paso que trato de incentivar: desligarse de la algarabía de la cueca, que es muy importante, para dar pie a lo que dice, escuchar lo que estamos cantando". A este hecho crucial se suma su encuentro con Lucho Castillo, Carlos Martínez, José Osses y Pablo Vega, "Los Tricolores", que trabajaban de utileros en Canal 13. Comenzaron a ser amigos, hablaron de música y la primera vez que los escuchó cantar, lloró de emoción, "me explotaron los ojos, era impresionante cómo cantaban en esos años, estaban muy afiatados como grupo". Empezaron a cantar juntos, unos vinieron, otros se fueron, hasta que se conformó la agrupación actual. "Nos pusimos ‘Los piolas del lote' porque justamente el Nano Núñez decía que los viejos más piolas que había en los lotes, los calladitos, eran los que más sabían de cueca y los más agallados a la hora de cantar".

—¿Cuál es tu cueca favorita?

—Hay muchas cuecas que me remueven el alma. Las cuecas melancólicas, personalmente, me atraen más: "Todo fue por un beso" de Nano Núñez, por ejemplo. También "De Kiruza" que es una cueca que escribió Lucho Castillo a los viejos que hablaban el coa. Hay una cueca muy linda del Lucho que se llama "Si querís pasar a verme". Dice: "Si querís pasar a verme, pasa de largo, que una vez ya derribado, no tiene belleza el árbol". Ese es mi hit del momento.

—¿Cómo es el ambiente cuequero?

—Es acogedor, a veces es competitivo, pero hace muchos años que nosotros nos desligamos de la competencia, de los jóvenes que se creen taitas de la cueca brava. Y la cueca brava fue hace muchos años de los bravos, de los matarifes, hoy es una emulación nada más (…) Tal vez al principio pudo haber un prejuicio, pero es tanto mi amor por la cueca que las puertas se me han abierto. La gente sabe que no estoy haciendo un personaje para decir: Yo soy la cueca. Defiendo la cueca, defiendo a mis amigos y a quienes la crean.

—¿En qué se parece la cueca a la actuación?

—Cantar y ser actor son formas de canalizar lo que uno lleva dentro, lo que uno recibe y procesa (…) En la actuación fui buscando la cueca y hoy la cueca y lo que he vivido en la calle es lo que me da material para actuar. Por ejemplo, lo que estoy haciendo en la teleserie del Trece (Eric), el modo de hablar, el coa, lo aprendí estando en las cuecas. Desde ahí tengo autoridad para plantarme, porque no se me ocurrió investigar hace dos meses, es algo que venía viviendo.

—¿Qué has aprendido con la cueca?

—El ambiente de la cueca me ha hecho una persona más transversal que si solo me hubiese quedado en el nicho del teatro, que es un círculo pequeño. No me siento parte de ningún lado. Soy parte de Chile. He aprendido humildad, a desarrollar la música, el canto, la poesía, he conocido gente maravillosa, grandes amigos.

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