Creo que Jaime recién tomó conciencia de la gravedad de su enfermedad las últimas 48 horas"

Una citroneta azul del año 68. De esas que parecen haber sido hechas artesanalmente. En ella, Jaime Celedón salía con el periodista Jorge Andrés Richards, por el puro gusto de andar en este vehículo suspendido en el tiempo. Lo hacían, al menos, un par de veces al mes.

"A él le encantaba andar por el sector Apoquindo, Isidora. Terminábamos en un café al lado de la Unicef. Ahí todo el mundo lo conocía. Era como un clásico ver el vehículo en la vereda", recuerda hoy Richards, su amigo desde 1974.

Como vivían y trabajan cerca no había muchos problemas logísticos, era cosa de visitarse y listo. "Esta citroneta le dio muchas alegrías a Jaime. También salíamos a almorzar juntos. Hablábamos de política, de la vida. Lo pasábamos bien".

Con el fallecido publicista, actor y figura televisiva, también compartió en "A eso de" (1991-1992), el programa de actualidad donde ocurrió el famoso "Piñeragate". Ahora Richards está preparando el discurso de despedida que dará mañana a las 10 en la parroquia Sagrada Familia de Pedro de Valdivia Norte.

"Creo que Jaime recién tomó conciencia de la gravedad de su enfermedad las últimas 48 horas. Ahí se dio cuenta de que no estaba bien. Antes siempre estuvo bien".

"Era bueno en todo"

Richards cuenta que haberse alejado de los focos televisivos le permitió a Celedón renovar sus relaciones y su forma de enfrentar la vida. "Él ahora estaba recluido en su vida privada. Fuera de la exposición pública. Había comenzado una relación súper estrecha con sus hijos: Yuri, Claudia, Diego, Paula y Matías".

—¿Qué pierde el país con la muerte de Jaime Celedón?

—Chile pierde alegría y un talento inigualable. Era bueno en todo lo que hacía. Y esto fue reconocido en vida. Fue pionero en los programas políticos. Yo publiqué la información de su fallecimiento en Twitter y las reacciones de la gente fueron impresionantes.

—Cuesta encontrar alguien más multifacético.

Conjugó todos los mundos. Actuación, publicidad, política. ¡El deporte también! Era fanático del fútbol y el golf, que seguía por televisión. Hincha de la UC.

—Al fin tuvo una alegría entonces…

—(se ríe) Tres alegrías, si agregamos los campeonatos de la Selección.

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Crédito IMG

Las dos funciones del fin de semana de Giselle en el Teatro del Lago permitieron reafirmar que Marianela Núñez es —en la actualidad— la principal figura femenina del ballet a nivel internacional y que su relación con Chile se extenderá en el tiempo.

El público que copó en ambas jornadas la sala tuvo la oportunidad de presenciar la técnica depurada y el despliegue dramático que le otorgan a la intérprete argentina un sello reconocible entre los balletómanos. Los aplausos efusivos tienen al menos cinco explicaciones:

1. Tragedia contenida. El ballet romántico por excelencia encuentra en Marianela Núñez un dosis de tragedia y contención que la diferencian de otras primeras bailarinas en el rol. En su versión, la protagonista muestra un equilibrio precario desde el primer ingreso a escena y otorga un contrapunto dramático constante, como si la pérdida de inocencia fuera inevitable.

2. Dominio teatral. Antes que todo, la primera bailarina del Royal Ballet de Londres es actriz. Su aproximación al rol así lo demuestra. Ella trabaja desde las contradicciones internas del personaje y esto se extiende a la técnica. Logra convertirse en eje de la escena con una gestualidad que escapa a los pasos y posiciones de la técnica clásica y que pertenecen más bien al campo teatral.

3. Virtuosismo. Su trabajo se basa en una técnica depurada y Giselle —la pieza que por excelencia realza la danza— le otorga la oportunidad de transitar desde la ilusa campesina del primer acto a la willi vengativa del segundo acto con un virtuosismo preciso. La serie de ballonés de la coreografía resultan naturales en su interpretación, como si la creación de 1841 hubiese sido ideada para ella.

4. Encanto e intuición. En el ámbito de las bailarinas que han trascendido la técnica, priman el carácter y el temperamento. Fuera de escena, Núñez despliega un encanto inusual que conecta con el público no especializado. Lo demostró en la entrevista abierta que realizó como complemento a las funciones, donde reafirmó que la disciplina y el rigor necesitan ir acompañadas de intuición.

5. Compromiso con el oficio. Su trabajo en el Royal Ballet de Londres se ha alternado con la extensa gira por escenarios de distinta escala junto al Ballet del Sur y —a partir del fin de semana— con su nuevo rol como madrina de la Escuela de Ballet de Teatro del Lago, que la vinculará de manera permanente con Chile en los próximos años.

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