"DOS TIPOS PELIGROSOS"

("The Nice Guys")

Reparto: Ryan Gosling, Russell Crowe, Kim Basinger.

Dirección: Shane Black.

Duración: 1 hora 56 minutos.

Mayores de 14 años.

HHH

En tiempos de ejercicios de estilo anclados en el pasado (sí, la ochentosa

"Stranger things", por ejemplo), no es primera vez que nos encontramos con una

comedia inspirada en los llamativos policiales de los años 70. "Dos tipos

peligrosos" lleva el remedo hasta el extremo: comienza con unas tipografías

propias de la época, la música funk de The Temptations, una detallista estética

vintage y la industria del porno —en pleno esplendor durante esos años— como

contexto principal.

Pero, a diferencia de apuestas afines como "Pacto criminal", el director

Shane Black ("Kiss kiss, bang bang") no se limita aquí a emular viejas formas desde

la superficie, sino que subvierte la moral setentera en beneficio de la parodia

inteligente. Si el cine de acción de la época estaba manchado por el machismo, los

protagonistas son ahora dos tipos arruinados por la ausencia de mujeres: Jackson

(un engordado Russell Crowe) se dedica a dar palizas por encargo y vive en un

constante estado de amargura desde que lo abandonó su esposa. Holland (Ryan

Gosling), en tanto, resiste bajo la sombra de la muerte de su mujer; fuma y bebe

como condenado, y suele ser protegido por su aguda hija de 13 años, Holly. Que

ella lo acompañe en una misión relacionada con la desaparición de una actriz triple

X marca otra subversión: la conjunción prohibida del mundo de la pornografía con el de la infancia. Aquí no hay niños ingenuos ni personajes ejemplares. Así y todo, la película funciona como una divertida comedia, una sátira desbordada de

incorrección.

Pero "Dos tipos peligrosos" probablemente no sería lo que es con otro

elenco. Gosling y Crowe se entregan a la comedia física evitando el efectismo obvio.

La hilaridad está en los pequeños gestos, las miradas, las maneras de decir las

frases, las reacciones, la torpe disfuncionalidad. Son dos antihéroes en un Los

Angeles corrupto y podrido que Black diseña acaso mirando hacia Raymond

Chandler o el cine negro más desencantado. Todos los ingredientes son procesados

por la batidora posmoderna de un cineasta que enseña cómo se debe construir un

divertimento comercial y desechable, pero de alta eficacia.

IDEAL PARA: Reencontrarnos con una radiante Kim Basinger.

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"UN ESPIA Y MEDIO"

("Central Intelligence")

Reparto: Kevin Hart, Dwayne Johnson.

Dirección: Rawson Marshall Thurber.

EE.UU., 2016.

Duración: 1 hora 47 minutos.

H

A propósito de comedias de acción y parejas disparejas ("Dos tipos

peligrosos"), "Un espía y medio" confía en las habilidades humorísticas de Kevin

Hart y La Roca (hasta ahora las desconocíamos) para la construcción de una

película en la que un agente del FBI —que en la adolescencia fue un perdedor dentro

de la fauna escolar— se reencuentra con sus antiguos compañeros. Con una

ecuación parecida a la de "Una pareja explosiva", el director Rawson Marshall

Thurber ("Somos los Miller") fusiona humor con escenas de acción en una cinta

Correcta, pero carente de sobresaltos.

IDEAL PARA: Descubrir el cameo de Melissa McCarthy.

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Crédito IMG

"ME CASE

CON UN WEON"

("Me casé con un boludo")

Reparto: Adrián Suar, Valeria Bertuccelli, Norman Briski.

Dirección: Juan Taratuto.

Argentina, 2016.

Duración: 1 hora 50 minutos.

Mayores de 14 años.

HH

"Me casé con un weón" es el título que los distribuidores locales escogieron

para chilenizar "Me casé con un boludo", éxito indiscutido en la taquilla

argentina (casi 2 millones de espectadores) y facturada por dos personajes de gran popularidad en el país trasandino como son Adrián Suar y el director Juan Taratuto ("No sos vos, soy yo").

Suar interpreta, de hecho, a una suerte de versión recargada de sí mismo:

un egocéntrico astro de la pantalla —Fabián Brando—, que en el set de una nueva película conoce a Florencia (Valeria Bertuccelli), una actriz principiante y sin talento que mantiene una relación con el director. Pese a todo, los actores

terminarán casándose y Brando explotará el vínculo en los programas de

farándula, lo que incomodará a la chica. Ese será solo el comienzo de una escalada

de desastres gatillados por el ego inmenso del galán. Las cosas cambiarán cuando

él se dé cuenta de que ella en verdad se enamoró de su personaje y, con la ayuda

del guionista del filme, trate de revertir la situación.

"Me casé con un weón" es liviana, divertida y sus acentuaciones sensibleras

—en beneficio del romance— no logran volverla empalagosa. Lo mejor es, sin

embargo, una Bertuccelli en estado de gracia. Torpe, confundida y alienada, sacará

risas a fuerza de gestualidad y palabras bien puestas. Ella es indudablemente el

alma de este logrado hit comercial.

IDEAL PARA: Boludos y ególatras.

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