Yo era de la UC, pero el equipo de Borghi 2006 me despertó la pasión dormida".

Puedes cambiar de partido político, de ciudad, hasta de sexo ¿Por qué no de equipo?".

"En su vida un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol", decía el escritor Eduardo Galeano. La frase ha inspirado por años el debate futbolero y a una serie de ensayos, cuentos y artículos. Es considerado el mandamiento primero del fútbol y a Pablo Mackenna le da lo mismo.

Cada vez que toca el tema en tertulias, alguien lo fustiga. "Me han tratado muy mal por plantearlo abiertamente, pero insisto: uno puede cambiar de equipo sin perder la pasión por el buen fútbol. Creo en las personas, los grupos, no en las camisetas, creo en las mujeres, no en la marca de sus calzones", dice el conductor de "Ojo con el libro" y actual director creativo de ARTV.

—Pero históricamente el fanatismo por un equipo exige ante todo lealtad, Mackenna.

—Pero si uno se cambia hasta de mujer. Si la mujer "no juega para el equipo", empieza a tirar la pelota pal corner, no te da pases, la cambias no más. Uno puede cambiar de partido político, de ciudad, de casa, hasta de sexo, ¿y no te puedes cambiar de equipo?

—Es que es muy raro, muchas veces cambiar de equipo toca temas como la tradición y los valores familiares.

—Claro. Cuando chico era de la Universidad Católica porque era el equipo de mi papá y ahí hay otra cosa, porque cuando niño uno tenía que ser casi por obligación del equipo del papá. Y de repente te cargaba ese equipo y no tenías ninguna posibilidad de cambiarte. En una época en la que jugaba Raimundo Tupper me gustó como jugaba ese equipo y me hice hincha de la Católica.

—¿Y que pasó?

—Después decayó mi gusto y además no estaba para vivir de ese mundo cruzado. Años más tarde, apareció el equipo de Borghi por ahí como el 2006 y volví a ver fútbol chileno, me entusiasmé con lo que estaba pasando y me hice fanático de Colo Colo, pero de ahí como que igual pasó. Por supuesto que ahora soy hincha de la selección que tenemos, pero sigo pensando en que si tu equipo de la liga local empieza a jugar mal, te hace pasar rabias, ¿qué es lo que te mantiene unido? No logro entenderlo.

—La consecuencia.

—Es que ahí hay un tema que yo he discutido mucho, por ejemplo en la política. Hay gente que cree que es gracia porque defendieron el régimen militar, seguir defendiéndolo porque creen que eso es consecuente y es una gran huevada. Uno tiene que ir aprendiendo y tener la posibilidad de cambiar. Si te gustaba la Concertación y hoy es una bolsa de gatos, tienes que tener la posibilidad de cambiar.

—Comprando medianamente tu teoría, igual es cuestionable el hincha oportunista que se cambia de club sólo para celebrar, ¿no te parece?

—Es cierto. No te puedes andar cambiando de equipo todos los años, claro está. O hacerte socio de un club a la mitad del campeonato cuando ves que no vas a salir campeón. Hay que creer en los procesos, pero si un equipo te llama la atención es legítimo sumarse a su hinchada. Pero esa cosa como cerrada de que tienes que ser hincha de tu club hasta la muerte es muy extraño. ¿Y si tu equipo juega como la callampa un año tras otro?, ¿por qué seguir?

—Eso es pasión, señor.

—Sí, la gente necesita pasiones, felicidad y aferrarse a cosas bonitas, ¿pero cuando la pasión se acaba? Si durante 10 años el equipo lo único que te da son malos ratos, entendiste re mal lo que significa la pasión. Se trata también de que la pasión te sirva de algo en la vida.

—El caso de Beausejour es lo más reciente en cuanto a un cambio de club que despierta muchas pasiones.

—Eso es lo otro, los jugadores se pueden cambiar ¿y los hinchas no? Beausejour es un gran personaje, pero yo lo encuentro un pata de palo. Todos los entrenadores lo ponen y yo lo encuentro malo. Pero sí lo encuentro en un gran político, está convertido en el mejor amigo de Pato Fernández (director del The Clinic), yo lo encuentro mejor político que futbolista, por lejos.

Casos y cosas del fútbol

—¿Qué razones son inapelables ante la decisión de cambiarse de club?

—Muchos años de decepciones a nivel deportivo, que no te guste lo que están haciendo a nivel de proyecto de club, el fútbol que practican, etc. También el que haya otro proyecto que realmente te apasiona, un equipo nuevo, emergente, de un pueblo chico. Y también si no te identificas con los dirigentes, si hoy ves las noticias de fútbol siempre se habla de dirigentes que se fueron, que lucran, que aquí, acá. No son los jugadores. Todo está dando vueltas en una cosa muy cochina.

—Pese a todo hay quienes no se cambiarían de club ni por todo el oro del mundo.

—Probablemente, como lo he visto, los que realmente sienten esa pasión por el fútbol no se cambian. Yo era de la UC, pero el equipo de Borghi 2006 me despertó la pasión dormida. Lo seguí y me gustaba lo que vi. Como después no he visto nada que me sorprenda, ahora soy de Colo Colo, pero si el día de mañana aparece un equipo excepcional, me cambio.

—¿Asumiendo el castigo social y las penas del infierno?

—Nada que hacer, pero que te traten como lo peor del planeta porque te cambiaste de equipo lo encuentro último.

¿Futbolero yo?

—¿Qué es lo peor de ser hincha?

—Lo que me molesta es que la pasión se transforme en violencia. Una cosa es que seas fanático de un equipo y otra es el odio por los del equipo contrario. A los barristas les cuesta entender que eso no ayuda a su equipo. Eso es lo que hace que no vaya gente al estadio, que tu club reciba menos ingresos y una serie de cosas que le hacen muy mal al fútbol.

—Cosas que se dan en este deporte que ha cobrado tanto protagonismo en la vida moderna.

—Es que todas las cosas que pasan en el fútbol son raras. Por ejemplo, a mí me gusta más el Barcelona que el Real Madrid, porque ver a Cristiano Ronaldo, lo encuentro igual a un Ken de Barbie. Lo veo y me dan ganas de vomitar. Entonces no soy objetivo para nada.

—Las personas, las instituciones, ¿dónde radica el atractivo para seguir a un club?

—A mí en los deportes me apasionan los personajes que integralmente representan algo. La Pulga Messi la encuentro una lata. Alexis Sánchez es notable, un gallo simpático. Yo soy gran amigo de Mauricio Pinilla y es un tipo brillante con un talento rarísimo, ¿quién hace 6 goles de chilenita al año en el campeonato italiano? Es muy raro eso. Pinilla es un hombre íntegro con el que puedo hablar de cualquier tema, menos de fútbol.

—A todo esto, en la escala del hincha, ¿qué tan futbolero se califica, Mackenna?

—No soy el mejor referente de un hincha.

—Pero ¿qué podría movilizarte a estar pendiente de un partido de la liga local?

—Tiene que empezar un fenómeno en mi oído, un equipo que está jugando muy bien, que se esté dando un fenómeno, un jugador nuevo, por ahí me puedo quedar pegado, pero un partido del campeonato nacional me puede dar exactamente lo mismo.

—O sea que hemos estado perdiendo el tiempo con toda esta conversación.

—Jaja... Dejemos que eso lo decida el lector, Garrido.

—Levantamos puesto, entonces, Mackenna. Adelante estudios.

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