"Ahora estoy en un trabajo que me permite hacer lo que me gusta, ser feliz en eso e innovar".

"Si fuera músico diría que sigo tocando, teniendo mi banda, haciendo discos", cuenta Marco Silva (49), diseñador de profesión y hoy conductor de dos programas en Radio Oasis: "Esto no es Plaza Italia" que va de 7:00 a 9:00 de la mañana y de "Esto tampoco es Plaza Italia" de 18:00 a 19:30 horas. ¿Por qué la referencia a Plaza Italia? Porque era el nombre de un recordado programa que emitió el desaparecido Canal 2 Rock&Pop en los 90. En ese espacio se hizo conocido por su humor y creatividad que explotaba junto al periodista Marcelo Comparini.

—¿Te cuesta levantarte tan temprano?

—Antes me levantaba a las 6:30 para ir a dejar a los niños al colegio. Ahora me levanto media hora antes, pero me cuesta estar lúcido a las 7 de la mañana (ríe). Tengo que estar prendido y tener la información en la cabeza. Partimos como autos a fricción, de a poquito, y a las 9 ya estamos arriba del caballo. Hace poco empezamos con el programa de la tarde que se llama "Esto tampoco es Plaza Italia", entonces trabajo como 12 horas.

—¿Un poco cansado?

—No. Siempre he trabajado harto. A veces ando súper bien y otras veces, cuando duermo mal, se jode todo. Mis hijas se están quedando dormidas después que yo, eso es bien particular (ríe).

—Que se haya hecho una versión en la tarde del programa matutino significa que le ha ido bien.

—En la radio uno ve que va mejorando en sintonía y que lo digital (redes sociales) pega mucho. Cómo se relacionan las dos cosas es una expertise que he ido desarrollando. Uno puede ver que hay audiencia y una necesidad que no estaba cubierta.

—¿Qué hay en la dupla Silva Comparini que funciona en cualquier horario?

—Obviamente hay química entre nosotros. Siempre la hubo desde que comenzamos a trabajar juntos en los 90. Marcelo es súper generoso en términos profesionales y sociales; además tenemos un humor muy parecido, un sarcasmo e ironía similar. No planeamos nada, tenemos un súper buen equipo detrás que prepara el programa y nosotros hacemos lo que sabemos hacer.

—¿Qué valor hay en poner humor a la información de las mañanas?

—Desde que empezamos en televisión hasta ahora siempre está esa misma tecla: el humor y ver la realidad desde un punto de vista más crítico. Por otro lado creo que hay dos cosas que cambiaron radicalmente la realidad. Uno es que la opinión de la gente está más presente que nunca a través de las redes, entonces los medios no son tan verticales para la información, sino que tienen que conversar con los usuarios más que tener lectores, radioescuchas o telespectadores (pone voz rimbombante). Hay que aprender a hacer programas con la gente y no para la gente. Ahí cambia todo.

Lo otro es un fenómeno global en que la gente está hastiada de lo mismo. Y la realidad es bien mala, sobre todo si prendes las noticias y ves que la sangre vende. Hay una frase de una serie, no me acuerdo cuál, que dice: ‘Si vas a entrar al infierno, que es la realidad diaria, es mejor reírse que dramatizarlo'. Nosotros preferimos que la gente se ría y que se cuestione las cosas desde un sentimiento más noble como es el humor.

—¿Qué permaneció y qué cambió durante el tiempo transcurrido entre "Plan Z" y "Esto no es Plaza Italia"?

—El espacio de libertad que había en los 90 era la televisión abierta. Ahí era donde los medios se la jugaban y un canal chico como el 2, que era como un equipo de fútbol de provincia, tenía que ser innovador o no podía jugar. Aun así no fue capaz de financiarse y se terminó. Fuimos pitonisos, porque nos pasó 25 años antes que al resto; ahora le pasó a TVN (ríe). La televisión abierta está cumpliendo un ciclo. La gente se compra televisores para ver Netflix o YouTube, es mucho más importante internet. Pero si uno cruza una línea entre los 90 y ahora, la radio ha permanecido y aparece como un espacio de credibilidad, probablemente porque hay autos con radio…

—Me decías que este año cumples 50, ¿cómo te encuentra el medio siglo?

—Estoy trabajando en lo que me gusta. Hay momentos en que uno hace lo que sea para vivir y pagar colegios, salud y tratar de mantener la casa. Esta es una industria que es muy complicada, porque vive de la publicidad. Ahora estoy en un trabajo que me permite hacer lo que me gusta, ser feliz en eso e innovar. Las herramientas tecnológicas que hay ahora son más poderosas, pero tengo las mismas ideas. Diría que me dedico a lo mismo, pero me cambiaron el tablero y el juego. Sigo tocando, sigo jugando, sigo creando, pero las herramientas cambiaron. Es mucho mejor vivir esta posibilidad.

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