Uno podría pensar que con internet los álbumes iban a morir, pero es al contrario". Carlos Gómez, coleccionista.

El álbum más exitoso es el del Mundial, y esto es así en todo el mundo". Alejandro Schott, márketing y licencias de Panini.

Cada sábado, cientos de personas de todas las edades llegan a la calle Emilio Vaisse en Ñuñoa, a las afueras de las oficinas de Panini, para intercambiar láminas de álbumes, en un ritual que se extiende por varias horas. Allí, los fanáticos consiguen las láminas que les faltan para completar alguna colección.

Desde la antigüedad ha existido el interés por coleccionar objetos y hoy aún se sigue manteniendo en las nuevas generaciones que conviven con la era digital. Así, los álbumes de fútbol son lejos los más apetecidos por los fanáticos.

El Mundial rompe récords

"El álbum más exitoso es el del Mundial, y esto es así en todo el mundo, siempre al álbum del Mundial le va mejor que al anterior y rompe récord", señala Alejandro Schott, encargado de márketing y licencias de Panini Chile.

El público objetivo que colecciona los álbumes tiene entre 10 y 11 años. Sin embargo, con el tema del fútbol se escapa y llega a todos los grupos etarios, géneros y condición socioeconómica. "Intercambiar láminas es fundamental, porque las colecciones se agotan y así te das cuenta de que no hay que invertir tanta plata para completar el álbum, además es entretenido, los sábados vienen los papás con los hijos, hay mucha dinámica, es un panorama", sentencia Schott.

El ejecutivo desmiente la existencia de láminas difíciles, incluso ahora es posible comprar las 20 últimas láminas y con el álbum completo participar en un sorteo por premios. Lo curioso es que Chile es uno de los pocos países del mundo donde se realizan sorteos de premios, ya que en el resto, esto no ocurre, el álbum se llena sólo por el gusto de completarlo.

"Muchos papás ocupan las colecciones para juntarse con sus hijos, algunos que no tienen mucha comunicación con ellos, a través de la colección de un álbum pueden llegar a formar nexos, con las niñitas por ejemplo, o el fútbol, los une mucho. Hay toda una dinámica familiar que se produce y eso hace que los papás que conocen estas colecciones no paran, terminan de juntar uno y siguen con otro", afirma Schott.

Y agrega convencido que "una cosa que no va a cambiar nunca en la historia de la humanidad es el coleccionismo, coleccionar cosas físicas se ha hecho desde el principio de la historia. Cuando uno es chico colecciona piedras, por el hecho de tener alguna cosa. Es algo tangible, es algo que tú tienes y te diferencia del resto. El coleccionista no vende sus cosas, las va a atesorar para toda su vida, y cuando vendes las cosas pasa de ser colección a una inversión".

300 álbumes no sólo de fútbol

Carlos Gómez, 41 años, es periodista y un gran coleccionista de álbumes. En su poder tiene unos 300 de fútbol, de los cuales alrededor del 70% están completos.

Cuenta que comenzó a juntarlos desde pequeño y los primeros eran de principios de la década del 80.

"En esa época no existía internet por lo que a través de un álbum uno podía ver las fotos de los jugadores y por ahí partió el fanatismo por coleccionarlos", dice.

Ahora, su colección ha aumentado y tiene álbumes de todo tipo de deportes que le han llegado de regalo, ha intercambiado con extranjeros o se los ha encargado a amigos que viajan al extranjero.

"Ahora me he metido a internet y a Facebook y he visto que hay mucha gente interesada en cambiar láminas. Uno podría pensar que con internet los álbumes iban a morir, pero es al contrario, al parecer hay más gente que busca álbumes y cambia láminas. Incluso diría que la mayor parte de las personas que coleccionan son adultos, no niños", sentencia.

Sus álbumes que atesora con más cariño son de los Mundiales del 62, 74 y 82. Además de los que coleccionó cuando era niño, entre 1980 y 1985.

—¿Por qué crees que el juntar láminas atrae tanto?

—Yo soy coleccionista y además me gustan las estadísticas y quiero tener todos los datos. Es casi un desafío que se hace uno mismo para completarlo, además me entretiene, es un desafío entretenido. Y también conocer más personas con esta afición. Claramente cuando tenga hijos voy a transmitirles mi pasión por los álbumes.

¿Por qué coleccionamos objetos?

Según el antropólogo y docente de la Universidad Católica de Temuco Jorge Troncoso, "la colección de objetos es de antigua data en la historia de la humanidad. Es posible suponerlo desde tumbas en que las personas eran enterradas con objetos que se suponen suyos o que les permitirían ayudarlos en esta nueva condición".

Y agrega que "el coleccionismo como lo entendemos hoy en occidente aparece básicamente en lo siglos XV y XVI, sobre todo, vinculado al arte. Los museos son la manifestación más relevante del coleccionismo actual".

—¿Qué se busca con coleccionar?

—El coleccionismo es una expresión que sobrepasa lo individual y se presenta como una manera de mostrar, por ejemplo, elementos de identidad colectiva, pertenencia a una comunidad de pares, rescate de memoria colectiva, aspectos económicos, etc.

—¿Se nace coleccionista o la sociedad nos vuelve coleccionistas?

—Hay una cierta obviedad de que en un ambiente familiar en el que exista una práctica de coleccionismo, esto se traspase (enseñe) de padres o madres a hijos e hijas; pero en un mundo donde nuestras experiencias de aprendizaje y de acceso a espacios de conocimiento son múltiples y complejas, el coleccionismo, o el aprender a ser un coleccionista, se puede realizar en distintos contextos. Si mis amigos coleccionan láminas de un juego, película o lo que sea, y yo quiero pertenecer a ese grupo, parte del ritual social es que comparta los valores, contenidos y expresiones de ese grupo.

—¿Por qué en esta era digital el coleccionar láminas, cartas o juntar un álbum sigue siendo atractivo para los niños?

—Esa es una pregunta muy interesante y tiene que ver con la función de objeto concreto. La materialidad de los objetos es relevante para su eficacia. El poseer, tocar, sentir objetos genera una experiencia sensible que moviliza completamente a una persona en términos no sólo de una provocación a nivel individual interno sino de aquello que lo comunica con lo externo. Lo intangible no es coleccionable, se puede atesorar, pero no coleccionar. Lo digital tiene una eficacia diferente. Me vincula en otra dimensión. El álbum, la carta, la lámina me obligan a la relación directa. La puedo cambiar, regalar, jugar con otros en presencia directa. Eso es lo que yo creo hace a muchos seguir coleccionando. El coleccionar requiere mostrar y compartir el objeto concreto.

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