(Awada) es a la que temen los funcionarios de su marido, que la apodaron la ‘Turca'". Franco Lindner, autor.

"Ah, hola, ¿cómo anda el señor al que le queda chico Pilar?". Ese fue el cortante saludo que Juliana Awada dio al número tres del Pro, el Partido de Mauricio Macri, Diego Santilli. Este hombre buscaba ser el sucesor del actual Presidente en la alcaldía de Buenos Aires. Pero lo enviaron a competir a Pilar, una modesta comuna a las afueras de la capital argentina. Esta escena muestra el verdadero carácter de la Primera Dama.

La recién publicada biografía no autorizada "Juliana. Secretos, amores y poder de la dueña de Mauricio Macri" (Planeta), escrita por el periodista y editor de política de la Revista Noticias, Franco Lindner, cuenta en su libro cómo "la más sensual y glamorosa de las Primeras Damas guarda secretos que se desconocían". El poder y sus amores son parte de esta historia.

Los hilos desde la trastienda

La relación entre Juliana y la mujer de Santilli, la periodista Nancy Pazos, era muy mala. "Nancy opinaba sobre todos los temas, no se callaba nunca; incluso se animaba a discutir mano a mano con Mauricio y a darle consejos", y eso le reventaba a Juliana, cuenta la biografía.

Hasta que finalmente Macri cortó con Nancy. "Por favor, no la traigas", le decía a Santilli cuando lo invitaba a comer. "Era un pedido de Awada", dice el libro. Incluso Mauricio "fue un gran consejero" en el posterior divorcio de Santilli y la periodista, también aconsejado por Awada, argumenta la biografía. Finalmente, Santilli dejó a su mujer, y se casó con la modelo Analía Mairoana, amiga de Juliana. "Mejor no hacer conjeturas", dice el autor.

La propia Nancy afirmó, años más tarde, que "nunca había visto a una Primera Dama manejar el poder de una forma tan femenina" como ella: "sin ir a choque, sino de la trastienda". Todo lo calcula: Awada "fue la que planificó el famoso beso del debate presidencial que le valió el empujón final a Macri antes de las elecciones. Y la que lo convenció de nombrar como Vicepresidenta a su amiga Gabriela Michetti. Es a la que temen los funcionarios de su marido, que la apodaron la ‘Turca'. Es la que comparte el poder y la cama con el jefe. Y la que fue definida por su propio hermano, el actor Alejandro Awada, como una trepadora", dice la contratapa de la obra.

Los Menem y el "conde" trucho

Juliana, como se lee en el adelanto del libro, tuvo amores complicados. Cuenta la historia que Amali, sobrina del entonces Presidente Carlos Menem, huyó del país, y nadie sabía por qué. Hasta que la madre de la chica contó todo. Juliana, amiga de Zulemita Menem por la colonia árabe, le había quitado el novio. La amistad de ambas se rompió. "Mi prima Amali quedó muy golpeada", dice otra sobrina, María Isabel Menem, en el libro.

"La propia Zulemita Menem me confirmó:

—Con María Juliana nos veíamos seguido de jóvenes; las dos éramos parte de la colectividad.

—¿Eran amigas? —pregunté.

Zulemita asintió:

—Sí, salíamos juntas. Después nos dejamos de ver, cada una estaba con sus cosas…

—¿Cuándo dejaron de verse?

—Hace muchos años ya… Después de los 90 habrá sido.

—¿Hoy tienen algún contacto?

—Hace mucho que no hablamos. Pero es divina, está todo bien", escribe el autor.

El texto también relata que Zulemita dijo a Lindner que su padre "era muy amigo de Abraham Awada, el padre de Juliana; andaban todo el día juntos", pero "a los Awada, más allá de la linda amistad que había logrado con Juliana, Zulemita los miraba con desprecio: ‘Estos se llenaron de plata con papá'", dijo la hija del ex Presidente.

Después vino su relación con el farandulero empresario Bruno Barbier, al que Awada llamaba "marido", un conde belga que en realidad no era conde ni se casó con ella. La misma Cámara de Belgo-Luxemburguesa en Buenos Aires desmintió su título: "Hace ya varios años se le adjudicó el título de conde acá en Argentina. En ningún momento él o su familia fue parte de la nobleza belga", confirmaron. En los 10 años que estuvieron juntos nació Valentina, la hija mayor de Juliana.

Macri

La relación parecía ir mal con el "conde". "El relacionador público Wally Diamante, quien trabajaba con ella en el marketing y la comunicación de la marca Awada, la visitó por esos primeros días de enero de 2010. Estaban en la chacra de Barbier, y sin Barbier. Diamante, al tanto de la separación, la vio tan locuaz y radiante, que sospechó algo.

—Decime quién es —le dijo en tono de broma.

Y Juliana, pícara, feliz, renovada, no se aguantó el secreto:

—Mauricio Macri —respondió, sonriendo.

—¡Yo sabía que andabas en algo! —la festejó Wally, con complicidad.

Según cuenta el libro, "hacía apenas días, horas, que se había separado de Barbier". Esto "demuestra que la relación entre ambos no comenzó en febrero de 2010, como declaró ella, ni a fines de enero, como sostuvo él, ni tampoco en abril, cuando finalmente la oficializaron ante la prensa, sino antes".

Ella es Juliana, "la que se bautizó a los 40 años y oscila entre el Papa Francisco y el polémico maestro indio Sri Sri Ravi Shankar", dice el libro.

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