"ADIOS AL LENGUAJE"

("Adieu au langage")

Dirección: Jean-Luc Godard.

Suiza/Francia, 2014.

Duración: 1 hora 10 minutos.

Mayores de 14 años.

En Centro Arte Alameda.

HHHHH

Libros de Dostoiesvki y Levinas yuxtapuestos a teléfonos celulares, una pareja sosteniendo diálogos filosóficos sin ropa, archivos históricos, imágenes de películas, grabaciones caseras, gags humorísticos, un barco de pasajeros acercándose a tierra firme, muchas flores, un perro. Los detractores de Jean-Luc Godard (85) han visto en "Adiós al lenguaje" la obra de un loco que ha perdido el norte o el último capricho de un artista peligrosamente comprometido con su libertad creativa. También están los otros, los defensores acérrimos, aquellos que obtienen teorías absolutas y consumen sus películas con obsesión intelectual, como si estuviesen leyendo un tratado filosófico.

No dejemos de lado a los dogmáticos que siempre hablarán de "obra maestra", aunque cabeceen frente a la pantalla.

Lo cierto es que ante una propuesta tan singular todo comentario termina siendo una cartografía, una forma posible de enfrentarla. Y es legítimo opinar que la belleza del filme radica en las formas, las yuxtaposiciones, el torrente —aparentemente caótico— de imágenes y símbolos que Godard usa para construir una cinta que va más allá de su propia materialidad porque se proyecta de distintas maneras en las cabezas de los espectadores. Convengamos en que ya no se hacen cintas como ésta, obras cinematográficas que invitan a experiencias desafiantes y renovadoras.

Tanto racionalistas como formalistas asimilarán, sin embargo, los propósitos de un cineasta que usa el 3D para reflexionar sobre la imagen y sus implicancias. En el corto "Tres desastres" —su primer trabajo tridimensional— el francés ya subrayaba que "el digital se convertirá en dictadura" (usando como medio el mismo recurso que denostaba) y ahora pareciera confirmar el vaticinio con una combinación de humor irreverente y la nostalgia de todo aquello que no volverá: la realidad en 2D, el cine, las catástrofes, las maravillas que marcaron el siglo XX y el lenguaje como los códigos de un mundo común.

Aunque Godard sigue tan activo como antaño (y actualmente prepara un nuevo ensayo fílmico), "Adiós al lenguaje" huele a despedida, a punto final, al cierre de una filmografía que, más allá de todo, ha reflexionado incansablemente sobre el cine y sus mecanismos, sin concesiones, complacencias ni didactismos.

IDEAL PARA: Aprovechar la oportunidad de ver en cines a un director casi inédito en nuestro historial de estrenos comerciales.

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"OCHO APELLIDOS CATALANES"

Reparto: Dani Rovira, Clara Lago.

Dirección: Emilio Martínez-Lázaro.

España, 2015.

Duración: 1 hora 39 minutos.

Todo espectador.

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"Ocho apellidos catalanes" es la secuela de la exitosísima "Ocho apellidos vascos". Una extensión forzada, oportunista y floja que retoma a la pareja de la primera entrega —Rafa y Amaia— ya separados. La acción consistirá en los esfuerzos del enamorado por llegar a Girona para detener el casamiento de la chica con un hipster catalán.

El problema es que desde el primer minuto sabemos lo que pasará, lo que anula cualquier tensión narrativa. Sin ésta quedan solamente los chistes, pero la mayoría resultan obvios, insípidos y demasiado localistas para una audiencia no española.

IDEAL PARA: La inmensa comunidad de chilenos en Barcelona.

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Crédito IMG

"HEIDI"

Reparto: Anuk Steffen, Bruno Ganz.

Dirección: Alain Gsponer.

Suiza/Alemania, 2015.

Duración: 1 hora 51 minutos.

Todo espectador.

HH

El director suizo Alain Gsponer encabeza el equipo de esta película que rompió récords de audiencia a comienzos de este año en Suiza, Alemania, Austria y Portugal.

Se trata de una nueva adaptación de "Heidi", el célebre libro escrito por la suiza Johanna Spyri (y publicado en 1880) que muchos conocen principalmente gracias al animé realizado por los fantásticos Hayao Miyazaki y Isao Takahata.

Desafiando la fortaleza icónica de esos dibujos animados, Gsponer visualiza la historia de la niña de los Alpes con realismo y un mayor espesor dramático. El relato comienza cuando la huérfana es llevada por su tía a las montañas para que viva con su abuelo, un ermitaño malhumorado que carga con una pésima reputación en la comunidad (Bruno Ganz). A pesar de la hostilidad inicial, Heidi encontrará ahí un paraíso terrenal además de un fiel amigo: el campesino Pedro.

La cinta continuará con Heidi en un hogar de Fráncfort, donde entablará amistad con la refinada Clara Sesemann, una niña paralítica que llamará su atención.

Para tratarse de una apuesta marcada por un afán renovador, el guión sigue bastante al pie de la letra la narrativa instalada desde la obra literaria. La particularidad del filme reside más bien en humanizar, mediante un elenco repleto de carisma, lo que para muchos no era más que un trazo animado. Al igual que la última adaptación de "El libro de la selva", "Heidi" tiene el mérito de instalar una ficción en medio de un mundo palpable.

IDEAL PARA: Apreciar uno de los éxitos de taquilla más recientes del cine suizo.

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