Los Molles está a 187 kilómetros de Santiago. Es el último balneario de la V Región camino al norte, justo antes de Pichidangui y a unos 40 kilómetros al sur de Los Vilos. En el mundo inmobiliario dicen que es un diamante en bruto y desde el verde advierten que es una joya de la naturaleza. Intocable, gritan los más extremistas.

Visiones antagónicas que han convertido a la localidad costera en un campo de batalla en que las redes sociales han sido protagonistas. Ni la familia Luksic se ha salvado (ver recuadro). ¿El detonante? El plan intercomunal del borde costero norte de la V Región, aprobado en 2014 para unificar el desarrollo de Puchuncaví, Zapallar, Papudo y La Ligua, y que hoy está cuestionado en la Contraloría.

"El nuevo plan no nos convence, tiene que haber un debate más amplio", dice el alcalde de La Ligua, Rodrigo Sánchez, de quien depende la localidad. "Queremos que mantengan la zona tal cual está. Los Molles es un museo natural, por su riqueza, y el nuevo plan disminuye las zonas protegidas", advierte el vocero del movimiento ciudadano Protege Los Molles, Esteban Vergara.

Explosión inmobiliaria

El temor es que una vez aprobado el nuevo uso de suelo, la explosión inmobiliaria se torne imparable. Ven con terror la saturación de otros balnearios de la V Región. No quieren convertirse en una playa de moda y ruegan para que sus bosques de lúcumos, únicos en Chile, y de tipo valdiviano, entre otros, no sean arrasados.

La saturación y alto precio de Maitencillo, Cachagua, Zapallar y Papudo, a poca distancia al sur, han potenciado esta zona como una alternativa más tranquila y asequible. "A Los Molles están llegando jóvenes de entre 28 y 45 años que arrancan del bullicio de otros balnearios y del valor de las propiedades que están por las nubes", advierte Jackie Moore, administradora de la comunidad de propietarios del proyecto Rocas del Mar, de Inmobiliaria Foresta del Mar ligada a la familia Droppelmann, que está a cinco minutos al norte de Los Molles y donde están partiendo los primeros proyectos ABC1.

Los Molles tiene una población de 600 habitantes que se dispara a cuatro mil en temporada alta. El nuevo plan aumentaría la densidad a más de 42 mil habitantes en la zona. El balneario no tiene alcantarillado y, desde hace un par de años cuenta con agua potable rural concesionada a Aguas San Isidro. Ahí radica uno de los problemas: "no se puede dar permiso para construir condominios ni edificios sin alcantarillado ni agua; la actual apenas alcanza", sentencia Esteban Vergara.

El alcalde de la Ligua se defiende y advierte que mientras los proyectos estén en regla y cumplan la normativa, no tiene facultad para negar permisos de construcción. Así dice que ocurrió con el condominio Costanera del Mar Los Molles, de Inmobiliaria Ciudad Nueva, y Bordemar Los Molles, de la Familia Vial Rodríguez, que están frente a la playa y que apuntan a un segmento medio con departamentos de hasta 4.000 UF. Y va de frente: "si alguien tiene antecedentes de que se han hecho cosas irregulares, que acuda a la Fiscalía".

Puquén, la reserva

El Salto del Puquén, un conjunto de rocas por donde entra y salta el agua, es uno de los espectáculos naturales más visitados de Los Molles y hoy también está en la polémica, pues pese a que está ubicado en una propiedad privada, igual que las piscinas de mar que se encuentran unos metros más al norte, los mollinos lo sienten como patrimonio del balneario.

Son 1.100 hectáreas en manos de la familia Schmutzen desde hace más de medio siglo. Hace un par de años, incluso, esa familia construyó senderos y regularizó el acceso, para proteger el lugar. Lo que tiene revolucionado a los vecinos es que el nuevo plano regulador deja sólo 600 hectáreas protegidas y el resto las declara como zona de extensión urbana.

"Es una aberración, no sólo por la belleza natural, sino porque ahí hay especies de cactus que no existen en otras partes del mundo, fósiles y una riqueza natural pocas veces vista", reclama Vergara.

Y aunque la familia Schmutzen prefiere no pronunciarse, admite que la creación del parque busca resguardar y proteger el paisaje. ¿Planes para un desarrollo inmobiliario para las demás hectáreas en primera línea del mar? "La idea es definir a futuro un desarrollo sustentable de los predios de acuerdo a sus posibilidades técnicas, como disponibilidad de agua y ordenamiento territorial", señalaron.

Aseguran que el potencial que le ven a Los Molles es precisamente "relacionado con turismo ecológico y un desarrollo compatible con eso". De la misma idea es Jackie Moore, de Rocas del Mar, que admite que las más de 500 hectáreas que están desarrollando se hacen bajo el parámetro de la conservación, se trata de 600 terrenos distribuidos en paños de 5 mil metros cuadrados cada uno.

Cerro Santa Inés

El santuario de Luksic

Hasta Andrónico Luksic han llegado las quejas de los vecinos de Los Molles por el cambio de uso de suelo en el nuevo plano regulador. Eso porque como parte de sus procesos de mitigación ambiental, Minera Los Pelambres controlada por AMSA, del grupo Luksic, compró el cerro Santa Inés a la familia Droppelmann, dividido entre la V y la IV región.

La acusación apunta a que el plano regulador dejará buena parte de las 700 hectáreas compradas también como zona de extensión urbana,. Pero desde AMSA advierten que Los Pelambres ya presentó ante el Sistema de Evaluación Ambiental (SEA) el proyecto para declarar la totalidad del cerro como Santuario de la Naturaleza, "lo que deja la zona para siempre como zona de conservación de la biodiversidad".

En este cerro existe un bosque de características valdivianas que, según quienes lo conocen, tiene especies que superan en calidad a Fray Jorge y la idea es transformarlo en un parque privado de acceso público.

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