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En el Acto I de "Trabajos de amor perdidos", William Shakespeare dice que el amor "es un espíritu familiar", pero también "un demonio": "Sansón fue tentado y gozaba de prodigiosa fuerza. Salomón también fue seducido y disfrutaba de gran sabiduría".

En "Romeo y Julieta", su segunda tragedia, escrita cuando tenía 28 años, el dramaturgo inglés desarrolló un romance entre dos jóvenes veroneses con un potente amor nacido bajo un pésimo augurio.

Sin embargo, la tragedia, tiene su lado luminoso: "«Romeo y Julieta» es el amor de las almas gemelas que se encuentran. Aquí no son necesarias las pruebas, los trabajos, la conquista. Las almas se reconocen. Es el tipo de amor que en la India llaman de los «cantores celestes»", explicó el afamado crítico literario español José Montesinos Lustau.

Tan vigente es la historia de los amantes —en sus versiones en ópera (Charles Gounod), ballet (Prokófiev), cine (las más famosas son de George Cukor, Franco Zeffirelli y Baz Luhrmann) e incontables en el teatro— que hasta "31 Minutos" decidió hacer su versión.

El montaje —que dura 50 minutos y dirigen Alvaro Díaz y Pedro Peirano— se estrenó en enero en el Festival Teatro a Mil y ahora, a modo de conmemoración por los 400 años de la muerte de Shakespeare, vuelven con tres funciones: hoy, sábado y domingo, en el Teatro Municipal de Las Condes.

Acá, el conejo Juan Carlos Bodoque toma el rol de William Shakespeare para relatar la clásica historia de amor. Los protagonistas son Patana, como Julieta, y Mario Hugo, como Romeo. Los acompañan Tulio Triviño, Juanín y Guaripolo.

En un esfuerzo de filosofía, humor e introspección, Jani Dueñas —que a través de Patana personifica a Julieta— y Álvaro Díaz —que en su rol de Bodoque desencadena la acción en la obra— discuten sobre el amor en tiempos modernos.

Boric, el Romeo

"En la posmodernidad, la idea de que el amor se construye con voluntad, una vez que el enamoramiento y la pasión declinan, pasó de moda", sostuvo, el año pasado, Alfonso Luco, vicepresidente del Colegio de Psicólogos de Chile.

También la filosofía se ha encargado de ver cómo se diagrama el amor por estos días. El coreano y éxito de ventas Byung-Chul Han en su libro "La agonía del eros" (Heder, 2014) dice que "el narcisismo y exhibicionismo exacerbados de la sociedad virtual del siglo XXI amenazan con la desaparición del Eros".

—¿Le creen?

Álvaro: —No. El peligro, quizás, es que hoy construyes un personaje. Tú manejas las herramientas para hacerte atractivo y no siempre es real. No hay nadie en redes sociales que no quiera ser atractivo. Pero uno, en estos tiempos, ya sabe cuándo es "personaje". Ejemplo: si subes selfies leyendo libros todo el día, para mí, eres un imbécil. No un erudito. Es demasiado evidente la necesidad de parecer inteligente.

Jani: —Tampoco creo. Al contrario, el Eros está muy exacerbado. Como nunca, hay gente bonita, atractiva dando vueltas por ahí y, además, un estar disponible constante en redes. Pero los minos y minas que se sacan selfies todo el día en el gimnasio y tiran besos a la cámara, ¡no! Muy obvia la carencia (risas).

—¿Era más esperanzador el amor en 1597, la época de Romeo y Julieta, o no?

Jani: —El amor adolescente, bonito, arrojado, con dos personas que ni se conocen sucede hoy. Conoces a alguien en una red social y sales al tiro. Ese enamoramiento instantáneo del que hablaba Shakespeare es súper actual. Quizás no para los de 40 años, pero sí para adolescentes.

Álvaro: —El amor hay que entenderlo como parte de la biología y es un error creer, en términos evolutivos, que en 400 años hemos cambiado.

Díaz dice que si tuviera que elegir una Julieta para él mismo, se quedaría con Ornella Muti porque "era su sueño infantil", y Jani elige como su Romeo a Gabriel Boric: "No lo conozco, pero lo encuentro súper mino, un hombre verdadero".

—Si Shakespeare escribiera hoy "Romeo y Julieta", ¿en qué red social haría que se conocieran?

Jani y Álvaro: —En Tinder (dicen al unísono).

—¿Y cómo acabaría su amor?

Jani y Álvaro: —Bloqueándose en WhatsApp, después seguiría Facebook.

¿Uds. tienen Tinder? Si no es así, ¿cuándo se harán una cuenta?

Álvaro: —No, no tengo Tinder, ni tendré. Estoy casado.

Jani: —Yo tampoco tengo, ni tendría. Es hacer un megaanuncio de que estás disponible en el mercado y eso es medio riesgoso, porque a pesar de que estoy soltera no quiero estar TAN disponible.

—¿Cómo se imaginan la escena del balcón en esta época?

Jani: —El mino llegaría a las 12 de la noche a la casa de la chiquilla y le mandaría un mensaje por WhatsApp para decirle que baje. La muchacha sentiría la misma emoción que Julieta. El romanticismo sigue vivo. A pesar del uso de redes sociales, Romeo necesita ver a su Julieta en vivo y no en Snapchat.

Álvaro: —No, pero ver un mensaje en WhastsApp tiene cero acción dramática, sería como leer un Excel. Aunque, quizás, Romeo podría usar Tinder y en vez de ir al balcón de la Julieta, le mandaría un Súper Like.

—¿Quienes podrían protagonizar la versión de Chile siglo XXI de Romeo y Julieta?

Álvaro: —Natalia Compagnon y Andrónico Luksic: un amor imposible, prohibido. El préstamo fue por amor (risas).

Marketing amoroso

—Dicen que las fotos de perfiles en redes sociales son marketing puro para el amor. ¿Son ustedes expertos en ese sentido?

Jani: —Soy experta y he masterizado la selfie: sé qué ángulos me favorecen para verme más mina. No sé cuantas me saco al día, pero me gustan y me considero fundadora de las selfies de ascensor. Para no parecer abusiva, las mezclo con fotos de mi sobrina y mi gato.

Álvaro: —No me saco selfies, ni fotos para redes sociales. No va conmigo.

—Nicolás López dijo que el amor en tiempos modernos nos transforma en psicópatas que espían conversaciones ajenas. ¿Han caído?

Jani: —No, y no estoy de acuerdo en ver el Facebook o teléfono de la pareja. Para mí es valor la privacidad. Nunca le he revisado el celular a un pololo. Sí me he autoflagelado después de una ruptura, viendo fotos del ex en Facebook.

Álvaro: —No he caído y es peligroso. Pero entiendo que la pulsión está y puede ser muy tentadora.

—Chile es el tercer país con más usuarios en Tinder en Latinoamérica. Suena decidor.

Jani: —Conocer gente nueva en Chile no es fácil: tienes tu grupo de amigos, pega y sería, quizás por eso el éxito de los happy hours y los after office.

—¿Son asiduos a esas tertulias que prometen romance?

Jani: —Nunca he ido, simplemente no son de mi estilo.

Álvaro: —No he ido, ni iré.

—Y ustedes, ¿darían su vida por una pena de amor muy grande? Alvaro: —Pucha, no, pero esa dinámica es posible en el contexto de la vida. El amor puede traer dolores demasiado profundos. Ahora, menos mal que Romeo y Julieta se suicidaron porque o si no hubiese sido bien fome.

Jani: —Yo no me mataría por amor, pero sí con el amor pueden dar ganas de morirte. Yo he sentido eso de que no puedo vivir sin ti, pero son momentos. Si te dura más de tres días, anda a terapia.

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