Patricio Aylwin Azócar se pasea por la casa de la calle Arturo Medina. La casa de siempre, aquella donde, cuando fue Presidente de la República (1990-94), recibió al rey Juan Carlos, a George Bush padre y al ex canciller Helmuth Kohl, quien se cayó de la silla de lona en la misma terraza donde tres generaciones Aylwin son fotografiadas ahora para La Segunda.

Doña Leonor se asoma por la ventana del segundo piso (ver foto) y critica el largo de la pollera de su nieta: "muy corta". Pero Paz está pendiente de su abuelo y le pregunta:

—Tata, ¿es a tu papá a quien tú nos contabas que hacían rezar hincado arriba de unos porotos cuando lo castigaban?

Y don Patricio responde con su tradicional actitud conciliadora:

—Es que parece que era un muchacho bastante diablillo, pillo... entonces los abuelos lo atrincaban.

Terciamos en la conversación:

—Y usted, don Patricio, ¿era "pillo" también?

—No, yo era un niño bastante pavo.

—¿Y cómo sedujo a la señora Leonor?

—Algún atractivo me habrá encontrado...

Ríe, con su risa acostumbrada, amplia. "Operado de los nervios", como dice su hija Mariana.

A Doña Leonor la conoció en una fiesta, en vísperas de la Navidad. Era en casa de una familia en común.

—La saqué a bailar, me gustó. Pero ella andaba con una argolla. Y resulta que ella había tenido un novio que se había muerto, y conservó la argolla. Bueno, nos enamoramos y nos casamos en menos de un año. Nos casamos el 2 de octubre. Y Mariana nació en julio siguiente...

Justo nueve meses después.

Al contrario, la primogénita, Mariana, la ex diputada y ex ministra de Educación, pololeó tres años antes de casarse con Carlos Bascuñán, su compañero de Historia en la Universidad Católica. Y la hija de Mariana y Carlos, la actriz Paz Bascuñán, se casó en abril de 2008 con el productor español Miguel Asenzio, luego de un año y medio de romance.

Todo lo cual lo conversan en torno a una mesa, con total confianza entre las tres generaciones.

Don Patricio no tenía auto cuando se casó. Mariana, su hija, andaba en una citroneta que habían comprado en conjunto con Carlos Bascuñán. Y Paz tenía un Honda City, bicicleta y departamento propios antes de su boda. "Es señal de que la familia prospera", comenta el abuelo, que tiene casi 30 años más que su hija y 57 más que su nieta.

Veraneos en Cascada... mejor que en Cerro Castillo

Inicialmente, los veraneos del matrimonio Aylwin Oyarzún eran en el fundo de una familia amiga, en la zona del Biobío. Pero cuando asumió Salvador Allende como Mandatario, el amigo vendió su tierra.

—Entonces yo busqué un lugar bien lejano, aislado, y encontramos uno que se llama Cascada, en la provincia de Llanquihue, en la comuna de Puerto Octay, a los pies del volcán Osorno. Ahí tienen casa mis hijos Mariana y Miguel.

Esos veraneos en Cascada son inolvidables para Paz.

—Era un lugar muy bonito, muy natural. Me acuerdo de un verano que llegó alguien con moto de agua, hace como 20 años, y todos en la playa nos paramos y comenzamos a gritar ¡que se vaya, que se vaya! Recuerdo unos asados eternos, que empezaban a la hora de almuerzo y terminaban a las doce de la noche. Teníamos rituales de caminatas: Uno parte, da la vuelta al cerro y es como una instancia para conversar. Con mi papá andábamos a caballo, compartíamos en familia en la playa, nadábamos. Mi papá es el más seco para andar a caballo. Para la semana cascadina participábamos primos, tíos y vecinos. Ahora la mayoría tienen hijos y siguen yendo.

Cuando su abuelo era Presidente, llegaron unas primas de Inglaterra y Paz las invitó a pasar unos días a Cerro Castillo.

—Después nos fuimos, en febrero, a Cascada. Ellas no entendían cómo optábamos por ir a ese lugar, con cero lujo, si existía Cerro Castillo.

Mariana cuenta que desde niños iban al sur en febrero. Partían en el auto del papá, un Hillman, inglés, de los años 50.

—Recuerdo que había una subida y mi mamá decía: "¡Uy, rosario!". Llegábamos a punta de rosarios a destino, porque el auto se calentaba.

—Don Patricio, ¿cuál fue la primera compra que hizo para usted?

—Mientras fui soltero no compré nada. Mi padre tenía un Ford 29 y prácticamente lo usaba yo más que él. Luego me casé y me vine a Santiago, en este mismo barrio, en la calle Eliecer Parada, donde viví unos 10 años. Este sector de Arturo Medina era entonces un potrero. Se loteó, un cuñado mío compró el sitio del lado y éste se lo compré después a un vecino para construir mi casa. En esa época yo era abogado, ganaba para mantener a mi señora, y luego con el tiempo para mantener a una familia. Pero no tenía nada. A medida que iban llegando las platas, avanzaba la construcción de la casa, que demoró dos años.

De los cinco hijos de don Patricio, fue Mariana quien desde temprano manifestó interés por lo que hacía su padre, senador en tiempos de Allende.

—Yo tenía 12 años y leía las sesiones del Congreso. Los temas políticos eran las conversaciones en mi casa.

Estudió en Las Ursulinas, tal como le aconsejó a don Patricio su amigo cura, monseñor Manuel Larraín, quien fue obispo de Talca. Mariana dice que llevar la marca de Las Ursulinas y la de Aylwin juntas es muy fuerte. De modo que ella optó por matricular a su hija en el Saint George's, donde hacía clases.

Mariana siente que su juventud estuvo marcada por una sobreexigencia, en la familia y en el colegio. "Pero eso no significa que no hiciera una vida súper normal".

Cómo vivieron el 11, en 1973

El 11 de septiembre de 1973, Mariana estaba casada y esperaba a su primer hijo, con 7 meses de embarazo.

—Mi mamá le pidió a la tía Meche que me fuera a avisar que mis papás se iban de la casa.

Los miembros de la directiva de la Democracia Cristiana tenían un acuerdo, cuenta el ex Presidente:

—Habíamos convenido en que si ocurría una cosa que se veía venir, nos reuniríamos en casa de un amigo camarada. Recuerdo que lo primero que hicimos fue ver qué cosas llevábamos, porque había desabastecimiento cuando se produjo el golpe, y teníamos que llevar comida. Nos juntamos en un departamento al que llegaron Osvaldo Olguín, Eduardo Cerda, Eduardo Salas y yo, que fui el único que lo hice con señora. Belisario (Velasco) sabía, pero no llegó.

Al tercer día, cuando ya habían levantado el toque de queda, el matrimonio volvió a su hogar.

Paz comenta:

—Yo nací en un país que estaba totalmente dividido. Hablábamos si unos eran de los buenos o de los malos.

Ella ya se empinaba en los 15 años cuando su abuelo lució la banda presidencial. Se emociona evocando los momentos: "Cuando tu gente más querida está en lugares tan expuestos, y además en el mundo de la política, hay que tener harto cuero de chancho. Ahora, es raro porque yo a la larga igual tomé una carrera que me implicó a mí también exposición, que era lo que más me producía rechazo en lo que ellos hacían".

Y Mariana confiesa que hasta el día de hoy la exposición la angustia. "Es un poco impúdico".

Don Patricio se acostumbró con facilidad.

—Yo creo que el mayor acierto mío fue escoger el equipo que elegí. El grueso me duró todo el gobierno. Y supe mantener una buena relación incluso con mis adversarios. Sergio Onofre Jarpa fue muy caballeroso y me ayudó. Ayudó a mi gobierno.

—Don Patricio, ¿por qué habló en su gobierno de "justicia en la medida de lo posible"?

—Hay que ser realista, nadie puede esperar que el Presidente haga milagros.

Las citas preferidas de hija y nieta

"Pido perdón" y "el mercado es cruel"

Entre las citas históricas de Patricio Aylwin, su hija y su nieta tienen una preferida.

A Paz le emocionó el "pido perdón" a las víctimas por los derechos humanos. Tanto, que lloró junto a su padre y sus hermanos. Mariana estaba en Punta Arenas en ese momento. Pero a ella le gusta más la de "el mercado es cruel".

—La encuentro genial. Me encanta la pica que saca.

LEER MÁS
 
Ver Más Publicidad