Un arma usada o nueva está entre los 2 y los 7 millones de pesos, respectivamente, depende de la marca.

"¿Cómo llegaste al tiro al vuelo?" La respuesta de la galardonada exponente chilena de este deporte, Francisca Crovetto (25) sale espontánea, como si esta disciplina estuviera en su ADN. "Me inicié en el tiro al vuelo muy chica, a los cinco años, cuando acompañaba a mi padre quien era aficionado a la caza y al tiro deportivo", cuenta la deportista, quien participará en los JJ.OO. de Río 2016.

Esta tiradora en la modalidad Skeet tuvo su primera escopeta a los 13 años y a los 10 dio su primer disparo. Y tras congelar sus estudios de Biotecnología Molecular en la Universidad de Chile, se dedica ciento por ciento a ser deportista de alto rendimiento en esta disciplina. "Cuando rompo un plato siento mucha satisfacción y realización, es como una adicción, es una sensación muy rica. Como es un deporte muy individual, me ha ayudado a centrarme y a crecer mucho como persona y deportista", comenta en el polígono del club de tiro de la FACh.

Esta disciplina no da lugar a dudas ni a imprecisiones. Según el presidente de la Federación de Tiro al Vuelo, Luis Gómez, requiere de destreza física y sobre todo disciplina mental. "En palabras simples (pues el reglamento es más complejo) el tiro al vuelo se basa en que un tirador debe disparar a un blanco móvil (disco), el cual es lanzado al aire y se aleja rápidamente. Se contabilizan los platos rotos y quien rompe más platos es el ganador", explica este tirador, quien practica esta disciplina desde pequeño, cuando acompañaba a su padre de cacería.

Por mucho tiempo este deporte de puntería estuvo principalmente en la Región Metropolitana y hoy cuenta con deportistas que lo practican desde Coquimbo hasta la Región de Los Lagos.

De cañones y cartuchos

Lo básico para el tiro al vuelo es una escopeta de dos cañones hasta el calibre 12 como máximo. Luis Gómez explica que en este deporte se utiliza la munición de proyectil múltiple, conocido como cartucho, que contiene varios perdigones, por lo que permite la posibilidad de darle al plato. "El plato es de arcilla (brea con caolín) y mide unos once centímetros de diámetro. Tiene que soportar la fuerza de la máquina que los lanza, pero deben ser rotos fácilmente con los cartuchos oficiales", comenta.

Para la práctica de la disciplina, Gómez dice que se utilizan escopetas de dos cañones calibre doce y su característica principal dependerá de la modalidad que se practique, ya sea Skeet o Foso. "Una arma usada o nueva está entre los 2 y los 7 millones de pesos, respectivamente, depende de la marca. Se suma a esto, el costo de la munición y de las rondas de platillos en los polígonos", explica.

Y agrega: "Para la adquisición del arma se debe dar cumplimiento a lo que señala la ley de control de armas y explosivos. Nuestra federación no tiene registro de que un deportista de tiro al vuelo haya estado implicado en algún hecho de violencia con escopeta".

Los inicios

En los años 30, emigrantes españoles, italianos y árabes, en su mayoría cazadores, comenzaron a practicar con escopeta el tiro al platillo en Chile. "Fue en los 60, con Gilberto Navarro, primer campeón panamericano nacional, que el interés por este deporte inició la construcción de los primeros polígonos de tiro al vuelo".

En esa época, los polígonos de Lo Curro y la base aérea de El Bosque concentraron los principales deportistas. Hoy, también hay polígonos federados en Viña del Mar, Curimón, Linares, Concepción, Temuco y Valdivia.

La Federación, que se fundó en 1966, registra actualmente 165 deportistas en la categoría masculina y cinco en la femenina.

Poder femenino

En un año deportivo intenso, Francisca Crovetto lanza cerca de 30 mil tiros. La disciplina y la constancia para ella son las claves de este deporte. "El tiro al vuelo tiene una tradición masculina donde más que todo se requiere valentía. Soy una de las primeras chilenas en tener resultados internacionales importantes; he ido marcando historia en el tiro al vuelo y eso hace que uno sea pionera", comenta.

Y añade: "Lo más difícil como mujer es la infraestructura deportiva. Muchas veces no hay baños de mujeres en los clubes de tiro, pero las dificultades vienen por la misma actividad; es difícil surgir en este deporte, se requiere tiempo y tolerancia a la frustración".

Para aquellas que les interesa el tiro el vuelo, Francisca les diría que se atrevan a practicarlo. "Quizás no somos muchas, pero sí tenemos mucho que hacer, no le tengan miedo a las armas", sostiene.

Las leyes

Asimismo, Luis Gómez cuenta que hay deportistas federados que tienen más de 70 años. "El tiro al vuelo no tiene límite de edad, siempre y cuando la salud lo permita y se dé cumplimiento a las normas legales de este deporte olímpico", señala.

Actualmente la Federación registra dos niños en la categoría infantil y cinco en la juvenil. "La ley chilena (Artículo N° 5 A) sobre el control de armas, estipula que la inscripción de un arma sólo será permitida para mayores de edad y además, dice que se exceptúan de este requisito los menores de edad que se encuentren registrados como deportistas debidamente autorizados por sus representantes legales, para el solo efecto del desarrollo de dichas actividades", explica Gómez.

"El uso y transporte de las armas deberá ser supervisado por un mayor de edad, quien será legalmente responsable del uso y transporte de las mismas", agrega.

Sobre los riesgos de esta disciplina, Luis Gómez asegura que no es peligrosa, pero que al operar con un arma de fuego requiere de un riguroso conocimiento y disciplina del tirador. "Se deben acatar las normas de seguridad establecidas en la normativa legal que regula el uso y manipulación de armas, como también las establecidas por la Federación Internacional de Tiro Deportivo (ISSF)" concluye.

LEER MÁS