Martina Cañas —que se describe como una "hija no planificada, pero bienvenida; que llegó sin la marraqueta bajo el brazo, pero sí con la petaca fondeada"— es el seudónimo que usa la creadora de "Relatos de una mujer borracha", sitio de Facebook que cuenta con más 400 mil seguidores.

El Fan Page que inauguró a fines de 2014, cuando "estaba triste sola y media entonada", como ha contado, es una especie de diario mural donde se cuentan experiencias "cuáticas en el ámbito de la ebriedad femenina".

Al boom en Internet, se sumó un reciente éxito editorial con su biografía novelada, del mismo nombre, con más de 15 mil ejemplares vendidos. La primera edición salió en enero de este año y se agotó en dos semanas. Hoy van en la tercera, también agotada. Y la cuarta llega a librerías la próxima semana. Además, no se mueve del número uno en el ranking de libros de El Mercurio.

"El anonimato es clave porque yo sólo represento a la mujer borracha, pero la mujer borracha somos todas, no es necesario una cara visible. Además, tengo un trabajo que cuidar, escribir es parte de mi recreo y quiero que así siga siendo. El día que salga del anonimato, dejaré el copete. Querrá decir que se me fueron los humos a la cabeza y eso no va conmigo", cuenta vía email.

"Un espacio de humor no más"

Martina afirma que en sus relatos nada es inventado y que su Fan Page no es una apología al alcohol "es un espacio de humor no más".

Cañas analiza la personalidad etílica de las chilenas y admite que ni su familia sabe que ella es la Mujer Borracha: "Les diré en un par de años".

—¿Qué opinas de las borrachas chilenas, específicamente?

—La mujer borracha chilena cae bien, porque la mujer borracha no es chaquetera, la mujer borracha vive y deja vivir. Ahora bien, para algunos hombres y mujeres más tranquilos, la mujer borracha choca un poco porque los enfrenta a sus propias inseguridades. Entonces, nos bombardean, nos juzgan, nos cuestionan o nos menosprecian, pero la verdad, no nos interesa.

—Clasifique a las borrachas chilenas, desde la más adorable a la más insoportable.

—La más adorable sin duda es la "Estrella Fugaz", esa que, sin avisarle a nadie, desaparece, pero todos saben que llegará bien. Otra agradable, es la "Porotito verde", esa se las baila todas, toda la noche, sin importar dónde, ni con quién. Otra que, dependiendo de la intensidad del episodio puede ser o no agradable, es la "Supéralo, por el amor de Dios": esa es la que llama al ex curá. A veces es gracioso, a veces es tóxico. Una que es de temer, es la "Curá de karaoke", esa que no suelta el micrófono, porque, claro, uno la ve empezar y terminar; parte afinadito y termina como el loly. Y la más peligrosa es sin duda la "Curá brote psicótico", esa que termina peleando, robando y joteándose al taxista.

—Dijiste que eras de familia "relativamente conservadora" ¿En qué aspectos se desinhibe la borracha conservadora?

—La mujer borracha de familia conservadora igual cae bien. En mi caso, todos saben que siempre los haré reír o me desubicaré en algún minuto. Me conocen y me quieren así. La desinhibición nos acerca un poco más al inconsciente, decimos lo que pensamos y que no diríamos nunca, y hacemos esas cosas que sobrias son impensables. Es rico darle un momento de relajo al inconsciente que está siempre ahí, reprimido el pobre.

—Dicen que tu sitio es "un medio de descarga femenino". ¿De qué se quiere aliviar la chilena hoy?

—Respondiendo desde la más, más, profunda, diría que de la desigualdad de la que somos víctimas, de la represión en opinión y acción en el ámbito público y privado. Pesa la injusticia de ver que mi compañero hombre de pega gana más que yo haciendo exactamente lo mismo y que hay muchas que, llegando a la casa, deben seguir trabajando. De eso nos queremos descargar. Ahora, insisto, es un espacio de humor no más, que no le des tanto color viste que me complicas, me dolió la cabeza.

—¿Si no fueras mujer borracha qué sería?

—Una mujer sobria poh, obvio. No mentira, sería la misma no más. Puede sonar contradictorio, pero no necesito copete para ser feliz.

Si fuera así, sería alcohólica.

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Hoy, hay una búsqueda proactiva de la desinhibición, que es estar «arriba de la pelota» o «dar jugo»"

Embriagarse de vino, poesía o virtud

Biológicamente, el alcohol afecta los centros de control de las funciones ejecutivas que regulan el comportamiento social y emocional. Las conductas pasan a ser orientadas por el deseo, lo placentero. Ahí se enmarcan, por ejemplo, comportamientos sexuales y violentos.

La juventud, de alguna forma, busca la novedad, el riesgo y el placer: Eso es parte natural del desarrollo.

Hoy, hay una búsqueda proactiva de la desinhibición, que es estar "arriba de la pelota", "dar jugo" y comportarse sin una regulación racional. Wagner decía "embriagarse sin conciencia, goce supremo".

La mujer se desinhibió desde el punto de vista del derecho de abusar del alcohol y obtener comportamientos desinhibidos que antes eran privilegios del hombre, pero hay un matiz: La sociedad castiga mucho más a la mujer que se comporta desinhibidamente, que al hombre.

En el caso de "Relatos de una mujer Borracha" podría haber una necesidad catártica de liberar un mundo que le proporciona culpa (anonimato) y placer.

Los relatos más exitosos en la juventud son aquellos donde se traspasan las fronteras, los límites, donde se explora la noche. Por eso el héroe rebelde, a partir de la contracultura de los 70. En ese tiempo, todos los personajes eran hombres, hoy la mujer se atreve, se sube y se despliega sin inhibiciones.

Baudelaire decía que para hacer la vida soportable había que embriagarse. Las opciones eran vino, virtud y poesía. Para el ser humano y para mí, creo, las mejores opciones siempre serán la virtud y la poesía.

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