Uno de los lugares en Chile que volvería a visitar mil veces si tuviera tiempo y dinero sería sin duda Isla de Pascua. Lo defino como el mejor lugar para pasar unas entretenidas vacaciones en familia, y especialmente con niños, porque tiene todo lo que uno puede buscar para un agradable descanso: playa, buen clima, naturaleza, historia, mar azul profundo, deportes, caminatas, tranquilidad, y un largo etcétera.

La isla es pequeña (163 km2), por lo que si usted es de esos viajeros que tiene poco tiempo, con cuatro o cinco días puede recorrer los lugares más representativos sin problema. Pero si usted es como yo, y le interesa impregnarse de la cultura rapanuí y recorrer todos los rincones, en bicicleta o caminando, lo mejor es tomarse 15 días para estar allá. Existe variedad de hoteles, hostales, cabañas y campings, para todos los gustos y presupuestos, por lo que elegir no le costará mucho. Recomiendo quedarse en uno que quede en el centro de Hanga Roa (el pueblo), porque eso le permitirá tener todo a mano: bancos, restaurantes, tiendas de artesanía, agencias de turismo, arriendo de autos, bicicletas, entre otros.

Antes de aterrizar en el aeropuerto Mataveri, y si su vuelo es de día, podrá ver desde las alturas la isla en medio del océano, con sus tres puntas y sus volcanes. Una vez en tierra y cuando las puertas del avión se abran, podrá sentir el calor tan típico de los lugares tropicales. Si ya reservó su hotel, lo pasarán a recoger y le entregarán un vistoso collar de flores, que ya lo hará sentir en otro mundo. De allí en adelante comienza la aventura por uno de los lugares más enigmáticos que haya conocido.

Desconexión total

Como no llegan los diarios y se escuchan unas pocas radios y solo en Hanga Roa, lo mismo la señal de celular, la desconexión que puede lograr es la propicia para el descanso y la unión con la naturaleza. Para empezar el recorrido y entender la isla y su cultura, puede partir por visitar el museo Antropológico Padre Sebastián Englert (abierto de martes a domingo). En el mismo camino para llegar al museo por la costa, se encuentra el sitio arqueológico Tahai con sus grandes moáis sobre su (plataformas ceremoniales), donde podrá tomar las mejores fotografías a la hora de la puesta de sol. También muy cerca de allí se encuentra el bello cementerio, donde se puede leer en las lápidas los diversos apellidos que cubren la isla: Teao, Pakomio, Rapu, Tuki, Paoa, entre otros.

No debe olvidar que la isla es un parque nacional, administrado por Conaf, por lo que debe tener máximo respeto y cuidado con los moáis que encuentre en todo su recorrido, pues Rapa Nui es un museo al aire libre.

Uno de los volcanes que dio origen a la isla es el Rano Kau, ubicado en el borde suroeste, allí podrá visitar la aldea de Orongo, donde se realizaba anualmente la Ceremonia Tangata Manu. Desde este lugar es posible ver los islotes Motu Nui, Motu Iti y Motu Kao Kao, donde llegaban a anidar los Manutaras (gaviotín pascuense). El ganador de la competencia era el que conseguía el primer huevo del ave.

Otro de los volcanes es el Rano Raraku, donde estaba ubicada la fábrica de los moáis, desde este lugar eran trasladados hasta todos los rincones de la isla. Desde aquí podrá llegar al Ahu Tongariki o los 15 moáis, que fue restaurado gracias a la cooperación del gobierno de Japón. Las mejores fotos de este lugar son al amanecer. Tanto en el Rano Kau como en el Rano Raraku podrá cancelar la entrada al parque, para visitar estos lugares.

El punto más alto de la isla es el cerro Maunga Terevaka (512 metros de altura), allí sólo se puede acceder a pie o en bicicleta, pues está en recuperación por erosión. Desde lo más alto podrá ver en 360° la isla. Si tiene tiempo y buen estado físico, puede dar la vuelta por la costa de todo el Maunga Terevaka, desde Hanga Roa hasta la playa de Anakena, un recorrido apto para mountain bike o trekking, con senderos, solitario y con moáis en el suelo durante todo el recorrido.

Otros lugares para recorrer son el Poike, Ahu Akivi o los siete moáis, Vinapu, Puna Pau o la cantera de los pukao (sombreros de los moáis), Anakai Tangata, la cueva de las dos ventanas, la cueva de los plátanos, entre muchos otros.

Visita imperdible es llegar hasta la playa de Anakena, con sus arenas blancas, aguas cristalinas y palmeras, con el telón de fondo del Ahu Nau Nau. Al lado de esta se encuentra la pequeña playa de Ovahe, de arenas rojas y acantilados.

En cuanto a gastronomía, no olvide probar y repetirse las veces que quiera las empanadas de atún de la Tía Berta y el curanto pascuense.

Los domingos, la misa de las 9 horas es la más típica y bella que haya presenciado, no deje de ir.

Azul profundo

Si nunca ha buceado, el mejor lugar para empezar a hacerlo es en Isla de Pascua, con casi 70 metros de visibilidad y una diversidad de especies marinas que lo dejarán maravillado, lo mejor es tomar un buceo "bautizo" en una de las dos agencias más prestigiosas del lugar: Mike Rapu, del pascuense del mismo nombre; y Orca, de los hermanos franceses Michel y Henry (Q.D.E.P.) García, este último fue miembro del equipo de Jacques Cousteau, ambas ubicadas en la caleta Hanga Roa Otai.

Bajo el mar podrá disfrutar de un azul profundo inmenso, verá corales, tortugas marinas y peces de todos tamaños y colores. No olvide pedir que le tomen fotos, ya que será un recuerdo que jamás olvidará y sin duda se enamorará.

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