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Alfredo Lewin dice que le debe al rock y al punk una actitud vital que le exige priorizar el ser feliz.

De ahí que no dudara, cuando era un veinteañero, en dejar de ser el conductor estrella de MTV para darles a sus primeros dos hijos lo que consideraba una mejor vida en Chile. "Los rockeros y los punkies sólo te reclaman ser consecuente contigo mismo. Y no digo que no me vendí o no transé. Pero, cuando lo hice, fue sin apartarme de mi línea", afirma hoy, de 46 años y con un hijo más de su segundo matrimonio.

A los 23 y mientras hacía su tesis para optar a la Licenciatura en Literatura de la UC, tras dos castings que lo seleccionaron como conductor para un nuevo proyecto televisivo en EE.UU., el entonces vocalista de la banda Diva partió con un contrato jugoso a Miami. Nacía canal MTV Latino y Lewin, ya con algunos de sus 13 tatuajes y su melena rizada, llegó para convertirse en el VJ que enamoraría a las adolescentes noventeras e imitarían los rockeros de la época. Era 1993 y se encontró entrevistando a Lenny Kravitz, a los integrantes de Nirvana. De allí en adelante no paró hasta el 99, cuando era un personaje de la cultura pop y el mundo del espectáculo no establecía límites a su carrera en la industria global. Justo entonces, presentó su renuncia a la estación norteamericana y volvió a Chile, para dirigir Radio Concierto.

¿Por qué dejaste un mundo fascinante y una carrera tan promisoria como rentable?

—Fui padre a los 24 años y llegó el momento en que, si seguíamos en EE.UU., mis hijos crecerían como gringos. Su madre y yo queríamos que en lo lingüístico, social y cultural fueran chilenos. Eso significaba volver. La Josefina y Diego, mis hijos que acaban de entrar a la U., lo agradecen hoy.

Lideró Radio Concierto con la meta de convertirla en referente del rock en el dial, pero la estación cambió de propietarios y su proyecto no coincidió con las metas de los nuevos dueños. Se encontró abruptamente sin trabajo, separado y con la decisión de abordar su adicción a la cocaína, para lo cual se sometió a un tratamiento riguroso.

Cuarentón realizado

A los 35 años era noticia que pusiera fin a su melena, así como su programa en radio Rock&Pop y su paso como jurado por "Rojito", la versión infantil de "Rojo", recordado programa busca talentos de TVN. Sus hijos tenían 8 y 9 años y Lewin declaró a Fotech.cl: "Me siento súper orgulloso de que Josefina se sienta orgullosa de mí. Ella escucha mi música y ve Rojito. (…)Además, ellos notaban que yo iba en decadencia (se ríe), como que decían: ‘El papá no está saliendo en nada'. Me entró miedo porque pensé: Chile a veces es medio ingrato", señaló al medio digital.

El 2010 trajo otra vuelta de tuerca: "Alguien me dijo: ‘Si entrevistaste a todos los grandes músicos del rock, ¿por qué no lo haces con escritores?'. Y tomé el programa "Ojo con el libro" en ARTV". Cuenta que allí surgió "un círculo virtuoso con escritores y auspiciadores y... ¡me encantó! Fue mi momento más feliz como cuarentón. Le debo mucho a la música rock y aún me encanta, pero la literatura y el mundo de los libros son lo mío. Participo en proyectos con municipalidades, voy a colegios promover la lectura. ¡Me maravilla que las municipalidades paguen esta pega!".

Pese a su éxito en la TV, Lewin declara a quien quiera escucharlo su amor por la radio, romance que hoy concreta desde radio Sonar FM:

—En mi lápida deben poner: "Hombre de radio" —bromea—, llevo en el medio 16 años ininterrumpidos y el 2014 la ARCHI me premió como Personaje Radial del Año. Me encanta cuando alguien escucha mi voz, me reconoce y nos ponemos a comentar un programa que a esa persona le importó.

—Sin embargo, la caída de las audiencias por estos días afecta por igual a radio y TV.

—Enfrentan el mismo problema: la era digital redefinió los medios, porque la forma de vincularse con ellos cambió. Es un desafío para los ejecutivos y productores, más que para quienes hacemos el link con las audiencias. La dificultad de quienes deciden es pasar, sin opciones, de un medio con rutinas y técnicas para cautivar sintonías conocidas, a otro que exige inventar y reinventarse.

—Los medios pierden sintonía con las audiencias y sin embargo te va bien justo con los temas que "no venden": arte, cultura, literatura.

—Tengo suerte de trabajar en lo que me gusta y sé. Conozco gente con un talento evidente, como Mauro Alfaro, creador de "Memento", el programa que conduciré a partir de esta semana. Él, como muchos, gasta demasiada energía buscando espacio para hacer lo que le importa.

—¿Es igual en EE.UU.?

—Los gringos llaman "talents" a la gente que hace bien algo y los impulsan a perseverar en los suyo, tomando los riesgos de ideas innovadoras.

—¿Será porque entienden que incentivar a los mejores fortalece el sistema de libre mercado?

—Creo que sí. Y entienden que también fortalecer la industria cultural suma en ese sentido. Aquí cuesta innovar. En la TV abierta me ofrecen ser jurado de realities y lo pensé, por la oferta económica. Pero después dije: ‘no… no es lo mío. Estoy bien donde estoy'.

Su expectativa del programa dirigido por Mauro Alfaro:

"La riqueza patrimonial es la memoria visible de cada ciudad"

Alfredo Lewin insiste que es sólo el anfitrión de "Memento: historias de monumentos", proyecto del director Mauro Alfaro, cuyo trabajo conoció casualmente al ver su documental sobre Víctor Jara, que Lewin calificó como "espectacular" ante sus amigos.

Alfaro supo del comentario y lo llamó: "Me dijeron que te gustó mi documental —le dijo— y quiero contarte una idea que necesito ver realizada y no logro financiar". La conversación terminó filmando el piloto "y a Canal 13C le encantó la factura audiovisual" recuerda el conductor. Tras una larga búsqueda de auspiciadores lograron financiar la idea y "este miércoles 10 partió la primera temporada con la Biblioteca Nacional, primero de 12 capítulos que se transmitirán cada semana a las 23 horas", cuenta Lewin entusiasmado.

—¿Por qué un programa de urbanismo?

—No es mi especialidad —señala el conductor—, me sedujo el concepto audiovisual. Hace entretenido un tema que podría ser ‘un ladrillo'. Y la posibilidad de aprender recorriendo mi ciudad, mientras converso con expertos en el espacio urbano que aborda cada capítulo. Al volver de EE.UU. —reflexiona— encontré en Santiago una mezcla de estilos y formas donde lo nuevo aplasta lo viejo. Los grandes malls o sectores como "Sanhattan", llamado así porque sus edificios imitan a Manhattan. Ojalá ayudemos a comprender que la riqueza patrimonial es la memoria visible de cada ciudad.

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