Felipe Mella, el nuevo director ejecutivo del GAM —que asumirá el 1 de marzo— está de vacaciones en Chiloé. Mientras tanto, en Santiago, arde Troya.

Ayer, Alejandra Wood, su antecesora, se refirió, por primera vez, a la situación del Centro Cultural en revista Qué Pasa.

Dijo que su renuncia —que presentó en septiembre del año pasado— no se debió a que le bajaron el sueldo sino a que "en el fondo, no contaba con el apoyo del directorio".

"En ese directorio —que preside Ramón López y componen Alejandra Serrano (Centro Cultural Palacio La Moneda), Arturo Navarro (Estación Mapocho), Haydée Domic (FOJI), Carmen Romero (Fitam), René Naranjo (Municipalidad de Santiago), Karen Connolly (Prodanza), Juan José Valdés (Teatro Regional del Maule)— están representadas otras instituciones culturales. Eso hizo cada vez más complejo nuestro trabajo (...) Este directorio no está mirando al GAM, se están mirando entre ellos y sus intereses (…) Mella es una elección acertada, puesto que tiene muñeca política".

Cercanos al ex director de Balmaceda Arte Joven explican que eligió una zona sin señal como una forma de "recargar energías" y "mantener un bajo perfil", porque se sabía que podía venir una entrevista de Wood.

Además, prefiere evitar a la prensa después de las declaraciones que dio a La Tercera, el jueves pasado, donde dijo: "Echo de menos que grandes espacios como el GAM no tengan producciones propias". El error generó resquemores al interior de la institución que sí cuenta con éstas.

Antes de irse a la Isla Grande, Mella sostuvo dos reuniones. El último miércoles de enero congregó a las cerca de 80 personas que trabajan en el centro cultural y en 45 minutos se presentó y enfatizó la importancia de un equipo "cohesionado y contento".

El viernes, en tanto, se reunió durante una hora y media con el sindicato de trabajadores. "Se mostró dispuesto y retomó la mesa de trabajo. En noviembre tenemos una negociación colectiva, y con mucha mesura nos dio a entender que no nos podíamos pasar de la raya", explica Simón Bousquet, presidente.

Ese mismo viernes, además, se hizo pública la renuncia de Javier Ibacache, director de Programación y Audiencias del GAM. Unas horas más tarde, renunció Alejandro Castillo, representante del Sidarte en el directorio.

Mal de Diógenes

"Felipe es del «red set». Salió de una universidad privada, pero se va a su casa de Isla Negra de vacaciones, no a Nueva York o Milán. Tiene empatía social, es amoroso, se mueve en post de darle oportunidades a otros. Estudió Arquitectura, pero no está construyendo casas top", dice una amiga cercana.

Mella Morales, penquista, tres hermanos y vegano, cumplió 44 años en diciembre y vive en una casa en La Reina, con una espectacular vista de Santiago. Estudió en un colegio francés —idioma que maneja muy bien— y después se licenció en la Unab.

Lo suyo, sin embargo, siempre estuvo enfocado a la cultura. Fue director de patrimonio e infraestructura cultural en la Comisión Bicentenario de Chile de 2003 a 2005 y repitió como Coordinador general de la misma de 2005 a 2007.

En esos años comenzó a hacerse cercano al círculo más íntimo de Bachelet. Su puerta de entrada fueron las hermanas Claudia y Alejandra Serrano, cercanas al PS. La primera fue ministra del primer gobierno de Bachelet —hoy representante de Chile ante la OCDE— y la segunda es la actual directora del Centro Cultural Palacio de La Moneda. También del directorio del GAM, pero dada su cercanía a Mella, se abstuvo en la votación. Fue él quien la reemplazó en Balmaceda, donde estuvo 13 años.

Ángela Díaz, periodista y comentarista de cine, conoció a Mella en 2007. "Nos conocimos y él vio algo en mí. Me ofreció, a los 27 años, ser jefa de comunicaciones de Balmaceda. Felipe confía en el talento joven, le gusta que la gente crezca, no busca protagonismo. Es trabajólico, pero en buena. De los jefes que se quedan hasta las 10 de la noche, pero que no obligan a su equipo a eso".

Dicen que cuida su tiempo para el gimnasio. "Y tiene un estilo especial: Si se compra una joya cara, por ejemplo, lo hace por su valor artístico. No es un tipo que va al duty free, sino que prefiere comprarle a un orfebre. Tiene una fijación por las figuritas de iguana y en su casa de Isla Negra abundan diferentes botellas de vidrio. Le decíamos que tenía el Mal de Diógenes", agrega Díaz, riéndose.

Alejandra Valdés, gerente de asuntos corporativos y comunicaciones de la Fundación Mustakis —histórica colaboradora de Balmaceda— recuerda que, en 2014, Mella se rompió un brazo por una caída de bicicleta, un día antes de la entrega de los premios Talento Joven. "Mientras lo operaban, monitoreaba desde la clínica".

Aplausos y disputas

Una de sus épocas más complicadas en Balmaceda fue cuando asumió Sebastián Piñera. Por el terremoto del 27 de febrero del 2010, el presupuesto se redujo en un 50%. Carla Wong, periodista y asesora comunicacional de Mella durante el 2014, cuenta que en esos años éste hizo un trabajo "notable": "Pudo haber trabajado a media marcha y despedido gente, pero no lo hizo. Dijo: «Vamos a seguir adelante con descentralizar la cultura». Ahí buscó presupuesto privado y lo consiguió".

Hizo buenas migas con el entonces ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke. De sus años en Balmaceda destacan los contactos que hizo con Minera Escondida, la UDP y Matucana 100 (Ver redes).

Si bien, quienes han trabajado con él alaban su carácter y estilo, no deja de crear suspicacia las redes que Mella tiene en la Nueva Mayoría. Colaboró activamente en las dos campañas de Michelle Bachelet. Lo llamaron a desarrollar los programas de cultura de la Concertación. "Cada vez fue tomando un rol más protagónico", cuentan fuentes al interior del Gobierno.

De hecho, Mella sonó fuerte para ser ministro de Cultura, antes de que Bachelet nombrara a Claudia Barattini. Una de las razones, añaden, fue su mala relación con Claudia Toro, jefa de cultura de la campaña de Bachelet, en 2013.

"Sus peleas por protagonismo eran muy grandes y su designación en el GAM, se lee como un premio de consuelo. Si bien es capaz, lo suyo tiene harto de nepotismo político. Una de sus ambiciones es ser ministro de Cultura. Se le considera como un protegido de las hermanas Serrano y, además, es muy cercano a Pedro Güell, el director de políticas públicas de Bachelet, que tiene actualmente su oficina en el segundo piso de La Moneda. Él hizo lobby a su favor; los votos para Mella vinieron, todos, desde la Nueva Mayoría. Tuvo el sí de la alcaldía de Santiago que representa René Naranjo, tuvo un fuerte lobby de Ottone", agrega la misma fuente.

Dicen que con Barattini "nunca se llevó bien". "Lo que pasa es que ella no se llevaba bien con nadie", defiende una de sus ex colaboradoras.

Antes de irse a Chiloé, Mella reconoció a "La Segunda" que su designación obedeció a un "proceso absolutamente transparente (...) no tengo mucho más que decir respecto de eso".

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