Para estar equilibrados en lo nutricional necesitamos frutas, verduras, granos enteros, semillas, frutos secos, legumbres, cereales, algas, hongos y brotes".
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Su cuenta en Instagram (@rodofeliz) es un recetario de comida sana y batidos de frutas. Así, por ejemplo, recomienza licuar 6 zanahorias, 3 betarragas, 4 naranjas y 2 cucharadas soperas de chía… Los beneficios: normalizar la presión arterial, disminuir la acidez gástrica y subir el ánimo.

Rodolfo Neira (37 años) es médico internista, investigador y coach en temas de nutrición y bienestar. El tema de la alimentación le apasiona. Sobre todo ahora, dice, en que la sociedad está viviendo "un lento pero progresivo despertar, intentando sentirse mejor". La clave, asegura, está en no caer en un "culto al físico, donde no importe el impacto que eso pueda tener en el bienestar general". ¿Cómo hacerlo? Con información.

Sobre la obsesión por adelgazar que afecta a muchos, Neira es enfático: "La obesidad es una de las epidemias mundiales que más se han incrementado en el último tiempo, llevando a Chile al séptimo lugar a nivel mundial. Si esos ‘kilitos de más' no te hacen estar en sobrepeso, no hay drama, pero si entras en criterios de obesidad, estamos en problemas".

—Últimamente se han puesto de moda las desintoxicaciones con jugos naturales. ¿Son una práctica sana y recomendable?

—Se debe tener en consideración varias cosas antes de plantear desintoxicaciones que tengan impacto real, y no sean meras modas transitorias, ya que éstas podrían llegar a ser peligrosas. Por eso siempre se debe considerar ser guiado en estos procesos, ya que el movimiento del medio interno debe ser monitoreado. Si pensamos que en 3 o 5 días lograré un proceso depurativo, estamos errados. Ahora, si de verdad queremos realizar un cambio de nuestro estilo de vida tóxico hacia uno más consciente, claro que un proceso desintoxicante es un buen puntapié inicial.

—¿Es aconsejable quitar el azúcar de nuestra alimentación diaria? Hay quienes plantean que es casi un veneno…

—El azúcar refinada es una adicción mucho más potente que la cocaína. Y éste sí que es un problema de salud pública mundial. Casi todo está procesado, por lo que el azúcar forma parte de cerca del 90% de lo que se vende. No nos damos cuenta y es el origen de la gran mayoría de las enfermedades metabólicas (…) Y también se ha refinado la harina, y eso una vez tragado es también azúcar. En la dieta tradicional chilena, donde el pan y las pastas están tan presentes, es muy complejo inducir su abandono o restricción. Yo recomiendo el retiro absoluto del azúcar refinada… y el abandono progresivo de las harinas refinadas, como para empezar.

"Foco en el autocuidado y no en la imagen"

—Existe la idea de que la comida sana es fome. ¿Se puede mantener una dieta saludable, rica y no tan cara?

—Absolutamente. Ese es el gran mito que tenemos que derribar. La nutrición consciente y funcional está al alcance de todos. El problema radica en si existe o no una real decisión de cambio. Para estar equilibrados en lo nutricional, a grandes rasgos, necesitamos frutas, verduras, granos enteros, semillas, frutos secos, legumbres, cereales, algas, hongos y brotes. Todo eso asociado a hierbas y especies. Un día funcionalmente sano puede incluir al desayuno un batido de 2 duraznos, un pepino, dos ramas de apio y un dado de jengibre, endulzado con stevia. A medio día otro batido de sandía y albahaca. Almuerzo: arroz integral con frutos secos, un guacamole de tomate, palta, cilantro, ajo y cebolla. En la tarde un plato de guindas. En la noche un plátano con miel de abejas. Y sobre los precios: un kilo de carne vale $5.000, y uno de manzanas… $1.500.

—¿Qué tan difícil es cambiar los hábitos al comer?, ¿nos altera el ánimo?

—Es algo complejo y debe nacer como deseo casi intuitivo de buscar una nueva forma de vivir y de nutrirse, donde el foco esté en el autocuidado y no en la imagen. Si como lo que debo comer, el peso llegará a donde debe como consecuencia del cambio, no como un objetivo en sí mismo (…) Ahí está la clave, en la intención genuina de cambiar algo que me puede dañar, por una forma de vida donde yo tomo las riendas. Con respecto al ánimo, puede cambiar en un inicio, habrá irritabilidad, menos paciencia, pero será algo transitorio: el estado de bienestar no tardará en mostrarse. Se entra en un espiral virtuoso. Es un viaje sin retorno.

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