Tengo la impresión de que Humberto puede estar hoy día muy arrepentido, que se le pudo haber arrancado la moto".

"Te confieso que me quedé en mi casa sin hacer nada. Groggy, me dije ¿qué es esto? Luego me di cuenta de que tenía que salir a defenderme".

En una pequeña salita de la oficina donde funciona su empresa de coaching (Newfield Consulting) en la calle Los Militares, Rafael Echeverría, sociólogo de la UC y doctor en Filosofía de la U. de Londres, recuerda lo que sintió luego de leer la última entrevista del científico y filósofo Humberto Maturana.

En simple, lo que dijo Maturana a la revista Capital el jueves de la semana pasada es que Echeverría lo engañó y plagió en uno de sus libros (ocupando una serie de entrevistas que, supuestamente, iban a servir para una biografía del premio Nacional de Ciencias); que junto a otras personas como Fernando Flores y Julio Olalla (otros próceres del coaching) lo "usan y me mantienen lejos del negocio" y que el coaching ontológico es conspirativo.

Públicamente, a través de una carta (difundida en el sitio web de su empresa y en la propia revista), Echeverría negó todas las acusaciones. Pero quiere seguir hablando.

"¿Cuáles son mis motivaciones?: salir al paso y demostrar que los hechos que él invoca son falsos. Demostrar fehacientemente que él sabe que son falsos y creo que lo he hecho. Y además defender a los coaches ontológicos que hacen una labor a mi modo de ver excepcional, con una sujeción a unas pautas éticas muy estrictas y que él muy injustamente los ataca, los acusa y los denigra", dice.

"Lo he tenido

alojado en mi casa"

Se conocen con Maturana desde los 80 ("yo he tenido con Humberto un relación de aprecio, de amistad, de respeto y admiración, lo he tenido alojado en mi casa, he tenido conversaciones muy profundas y muy íntimas a veces"), cuando Echeverría comenzó a trabajar con el ex ministro Fernando Flores, discípulo de Maturana, en Estados Unidos.

—¿Por qué cree que Maturana dijo lo que dijo?

—Para no inventarme cosas me voy al texto de la entrevista. Y lo que encuentro es un reclamo muy profundo por no haberlo incorporado a lo que él llama "el negocio". Y ahí escucho varias cosas: uno, una cierta fantasía de que yo estoy en un negocio millonario del cual él ha sido excluido, lo que no es cierto. La vocación nuestra es de servicio, tenemos pequeñas empresas en múltiples países en el mundo, hemos trabajado en Canadá, Australia, en toda América Latina, pero no hemos querido crecer por tener la vocación de servicio y la calidad de lo que hacemos. De hecho, tuvimos una oferta de ser comprados por una gran consultora internacional (Mercer) y la rechazamos.

—El profesor Maturana lo acusa de plagio. Pero según usted desde 2008 eso había quedado aclarado a través de un intercambio de mails que hoy están disponibles en su página web. ¿Por qué cree entonces que lo imputa?

— Eso yo te pido que se lo preguntes a él. No tengo otra respuesta, no quiero elucubrar, no quiero ver malas intenciones. En su momento es algo que lo abordamos y que aclaramos. Yo le hice ver que el libro que él dice que le plagié ("Ontología del Lenguaje") salió publicado dos años antes de la conversación que mantuvimos, de una hora y media, y grabada en 1996. Y le recuerdo, además, que cuando salió el libro fue el primero en alabarlo, diciendo "lo encuentro fantástico".

—¿Y para qué era esa entrevista?

—Yo he tenido una gran admiración por Humberto y decía ¿cómo alguien que viene de donde Humberto logra tener la audacia y la autonomía de pensamiento para levantarse y decir lo que dice? Las preguntas fueron sobre la persona. Hablamos de su infancia, de su experiencia escolar, de la relación muy estrecha que tuvo con su madre, hablamos de la relación difícil, compleja, con su padre, de sus años en la universidad. No hablamos de ideas, así que mal podía yo haberlo plagiado a través de esa entrevista. Pero esto que te digo se lo dije en un intercambio que mantuvimos el 20008.

"Humberto puede estar arrepentido"

—Maturana dice que no tiene nada que ver con el coaching, ¿eso es así?

—Toma el brochure (folleto) de sus cursos. Ahí dice que están dirigidos en primer lugar a coaches ontológicos. Yo creo que la principal audiencia en sus cursos son los egresados nuestros.

—De todas maneras fue muy duro en la entrevista. Dijo que el coaching ontológico tiene algo de "conspirativo" y de "manipular al otro".

—Entiendo lo que dice, yo lo he visto. En sus orígenes el coaching ontológico se desarrolló de una forma que hoy repruebo. Pero la repruebo exactamente en la línea opuesta a lo que menciona Humberto. El trabajó en su momento con Fernando Flores, y desarrollaron una relación muy estrecha y también trabajaron con alguien contra quien yo tengo la peor opinión y que es Werner Erhard. Un tipo que fue prófugo de la justicia americana, que fue acusado por sus clientes y colaboradores de abuso físico y sicológico, que fue denunciado por su hija de violación, y que hacía el tipo de coaching que hoy ataca Humberto.

—Lo otro que dice es que las grandes escuelas de pensamiento de Europa han dejado atrás el concepto de coach. ¿Es así?

—Yo no sé de dónde saca eso. Yo llegué a España a comienzos de los 90 y el coaching no existía. Hoy tenemos una empresa en España, en Vitoria. Hemos trabajado con grandes compañías como Telefónica o el grupo Mondragón. Desde entonces han florecido en España múltiples escuelas de coaching, y eso ha devenido, cosa que me preocupa, en un crecimiento inorgánico.

A pesar de las críticas, Echeverría (que en toda la entrevista no deja de repetir su admiración intelectual por el filósofo) agrega: "Tengo la impresión de que Humberto puede estar hoy día muy arrepentido, de que se le arrancó la moto. Hirió a mucha gente y a mí muy fuertemente. He recibido cientos de mensajes de 12 países distintos, Italia, España, Estados Unidos, Canadá, América Latina prácticamente toda. Hemos recibido la declaración de apoyo de la Sociedad Argentina de Profesionales de Coaching, etc. Hay mucha gente desconcertada, mucha gente herida, alguno de ellos indignados.

Maturana, Nietzsche y Karadima

"Contigo doy por terminada esta fase", lanza Echeverría a la mitad de la conversación.

La próxima "fase" en su enfrentamiento con Maturana, anuncia, será la publicación de un artículo ("académico") donde mostrará sus discrepancias conceptuales con el científico.

Acá menciona un par.

"Pienso que Humberto es profundamente ignorante con respecto al ámbito de lo social. Para él, lo social se constituye, tiene como fundamento, el amor. Lo que no tiene como fundamento el amor no es social y como lo he dicho muchas veces eso limita lo social a las páginas de la vida social. Todas las noticias de actualidad, las huelgas, las guerras, los atentados, la caída de la Bolsa, la defensa de los intereses particulares, él lo deja afuera. Eso para mí es inconcebible. Los grandes pensadores de lo social como Durkheim, Weber, Habermas no pueden sino irse de espaldas cuando lo social se restringe como él lo hace al amor".

Para la otra discrepancia Echeverría cita a Nietzsche. "El nos da una frase fantástica, que aplica tanto para los metafísicos, los cristianos y para la gente que, como Humberto, despliegan una visión idealizada y unilateral del ser humano. Dice, ‘quien no se atreve a explorar sus propios monstruos corre el riesgo de convertirse en uno'. Y eso lo vemos en casos puntuales, afortunadamente, en la Iglesia por ejemplo. Karadima es eso. Es un fenómeno que surge de esa idealización unilateral".

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