"Soy observador y me gusta escuchar. Hay que tener ética, dar el ejemplo, y saber convencer a tus jugadores". Gallardo a El Gráfico (abril de 2014)

Marcelo Bielsa ya dijo que no, y Manuel Pellegrini se bajó antes de que le preguntaran. Así, hoy las cartas de la ANFP para reemplazar a Jorge Sampaoli son Eduardo Berizzo y Marcelo Gallardo.

Y es este último el que ha tomado más fuerza en los últimos días, aunque en Quilín adelantan que sigue siendo "una opción muy difícil".

¿Qué define al actual entrenador de River Plate?

Estrategia y neurociencia

A Gallardo siempre lo acompañó el apodo de "Muñeco" que le pusieron los referentes del equipo cuando era juvenil, "porque era chiquito, con cara de nene, no tenía ni granos".

Tuvo una buena carrera como jugador —jugó dos Mundiales— pero aunque acaba de cumplir 40 años, ya es uno de los técnicos más exitosos de los últimos años en Sudamérica: debutó siendo campeón en Uruguay con Nacional y, cuando volvió al club de toda su vida, ganó de inmediato los dos grandes torneos del continente: la Sudamericana 2014 y la Libertadores del año pasado.

Fue en la euforia de esos logros cuando el famoso relator trasandino Atilio Costa Febre se atrevió a bautizarlo como "Napoleón", "porque es un gran estratega, petiso y muy bravo".

Aunque se reconoce "enojón" y "malas pulgas", Gallardo es un entrenador del siglo XXI, con asesores en todas las áreas.

"Hay que saber un poco de todo. Para algunos técnicos, la cuestión principal pasa por el manejo de grupo, para otros por el mensaje, para otros por la personalidad. Para mí, lo más importante es tener sentido común", le confesó a El Gráfico hace dos años.

"Yo me dejo llevar mucho por la intuición y por la percepción. Soy muy observador, y me gusta escuchar. Hay que tener ética, dar el ejemplo, y saber convencer a tus jugadores con el mensaje. Son las claves, para mí", añadió.

Su grupo de trabajo, de hecho, es amplio. Sus ayudantes son los ex jugadores Matías Biscay (el nexo emocional con los jugadores) y Hernán Buján (el que analiza tácticamente), pero también tiene dos preparadores físicos y dos médicos. Y, además, a la doctora Sandra Rossi, especialista en neurociencia y entrenamiento cerebral, que periódicamente analiza neuronalmente al plantel a fin de sacarles el máximo rendimiento.

En Argentina le dicen "su arma secreta".

Chiquito pero peligroso

De vínculos potentes, su esposa, Alejandra Larrosa, es su novia desde los 15 años, con quien tiene tres hijos.

Y uno de sus grandes amigos es Marcelo Salas, con quien coincidió dos veces en River, formando un lazo tanto dentro como fuera de la cancha. Conversan regularmente y, aunque el "Matador" lo ha negado, fuentes en Quilín aseguran que el tema de la banca de la selección ha sido mencionado.

También reconoce en Pellegrini a uno de sus referentes. "Lo tuve poco, pero vino con una metodología de trabajo que aquí no se usaba. Aunque en River no fue reconocido, ya le veía perfil de hombre organizado y respetuoso, no te avasallaba con información. Otra es que transmitía bien: reconocías fácilmente lo que él quería para el equipo", dijo.

Sin embargo, no todos sus vínculos con Chile son buenos. En 2010, en un Superclásico argentino, tuvo un fuerte encontrón con Gary Medel; incluso lo mordió.

"Si a alguien me hubiera gustado pegarle una trompada en un partido fue justamente a Medel. Tenía malas actitudes", confesó en una entrevista el 2014.

¿Será el "Pitbull" un factor en su hipotética decisión?

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